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¿Dónde estará mi target?

Por Ángel Sánchez

“¿Dónde estará mi target ?...¿Dónde estará mi target?
Dondequiera que esté… mi target es mío…
porque de él me fié… en aquel siglo…”

Así rezaba la canción de Manolo Escobar que ahora cantan a coro todos los departamentos de marketing de todas las empresas anunciantes de este país. ¿Dónde leches se ha metido mi target que no lo encuentro? Desaparecer, no ha desaparecido. Esfumarse, no se ha esfumado. Sencillamente ya no está donde tantos y tantos años lo hemos tenido bien acomodado calentando sofá o butacón orejero.

Nuestro target (el que sea: alto, bajo, gordo, flaco, chico, chica, joven o viejo) ha decidido levantar el culo y descansarlo frente a la pantalla que más le convenga, a la hora que mas le convenga y en el lugar que mas le convenga. A él y a su culo.
 
En definitiva , nuestro target se ha llevado nuestro queso y lo ha puesto en pequeños montoncitos a lo largo, ancho y profundo de ese colosal laberinto que es ahora la comunicación comercial.

Ante esta situación se me ocurren dos soluciones:

Una, la más obvia y desesperada: hacer como el ratoncito listo del famoso libro de Spencer Jonson M.D. y aventurarse por los oscuros pasillos del laberinto en busca de nuestro queso. ¿Estará o no estará mi target doblando aquella esquina del fondo? ¿Lo encontraré hoy o no lo encontraré? ¿Y si resulta que hoy está allí pero mañana se me va allá? ¿Qué tendré que hacer, salir cada día con la brújula de la suerte a ver si por casualidad me topo con unos cuantos de mi target que pasaban por allí? ¿y si no los encuentro ni hoy ni mañana, ni pasado…q ué comeré? ¿Quién me dará de comer?

Y dos. Convertirse en queso, en el mejor queso y que los ratones de todo el laberinto vengan a ti. En definitiva , ser el punto de atracción, el imán, el campo magnético que atraiga agarrados por la solapa a los frivolones ratoncillos de tu target. Empieza a tocar la flauta de Hamelín , empieza a componer bonitas canciones a las que no se puedan resistir ni los oídos ni los pies de tu target. Que te oigan, que te vean y que te vengan.

Sólo así conseguirás que sean ellos los que regresen, los que vuelvan, los que acorten la distancia, los que se vuelvan a acercar de nuevo a tu marca y mordisqueen tu rico producto. Pero no les vayas con lo de antes, que ya sabes lo que harán: volverán a desperdigarse por el entramado infinito del laberinto. No. Véles con el queso más aromático y sabroso que nunca les diste . Atráelos con fondos y formas nuevas que les hagan más felices, que les entretengan mejor, que les llenen su vida, que les hagan aplaudirte.

No busques a tu target más. Busca tan solo la manera para que sea él quien venga a tí. Déjale que se pasee a su antojo por todas partes , que picotee por todas las esquinas de la red. Tú tan sólo ocúpate en pensar y poner en marcha una forma de comunicación completamente nueva a sus ojos y oídos y tan atractiva que al sentir la llamada de tu flauta acuda feliz a agruparse en torno a ti. Haz sonar la flauta con inteligencia, con ingenio, con audacia, con sustancia, con humor, ¿con spots? (tal vez sí, de momento aún sí, pero no sólo así). Forma parte de sus vidas, de su tiempo de ocio, llénaselo de contenidos.

Preséntate ante ellos de otra manera . La que quieras menos de gato . Presenta tu comunicación transformada ( no disfrazada ) de concurso, de serie, de informativo, de magazine , de telefilm , de morning show o de late show pero .. ¡ATRÁELOS ! . Atráelos, porque si te limitas a salir a ver a quien encuentras te perderás en el laberinto y ya no sabrás salir.

¡Que nuestros targets son muy sabios ¡
¡Jodios ratones coloraos¡

Angel Sánchez
Director Creativo