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El intrusismo es más barato

Esther Martínez Aguayo

Si eres médico y aconsejas a un enfermo que tome antibióticos… ¿no sería ridículo que el paciente hiciera una rueda entre amiguetes, familiares y compañeros de trabajo para que opinen si el antibiótico le irá bien, si es mejor que lo cambie por una aspirina o si el color de la pastilla y su composición deberían ser ligeramente alteradas?

Si eres abogado, más le vale al acusado dejarse llevar por el intrincado mundo de los tribunales, los jueces y las leyes, y si el letrado es caro, mejor.

Si debes construir una planta nuclear, con o sin prisas, más vale que te tomes tu tiempo y planifiques bien el timing, no vaya a ser que ocurra una tragedia.

Desgraciadamente, en el mundo de la publicidad, no es así.

Todos entendemos de colores, composición y estrategias de venta. Todos sabemos que visión global es más o menos coherente. Todos comprendemos que un color serio es el negro y, si alguien vacila, no hay problema, para eso está la señora de la limpieza, para opinar y disolver todas las dudas al respecto.

Y si nos da la impresión de que aún así, podemos aspirar a algo más (por supuesto pagando cuanto menos mejor), nuestro amigo tiene un amigo que es "imprentero", o informático, o diseñador gráfico (hay millones) y nos hace un favorcillo estupendo en un momento… ¡para qué acudir a la publicidad profesional!

Tampoco queremos renunciar a un servicio de lujo. Lo quiero YA y lo quiero BUENO, BONITO y BARATO, que para hacer un flyer no hacen falta más alforjas. Es más, creo que llegaremos al extremo de imprimirlos en blanco, ¡así no nos equivocamos con el mensaje final y sale tirado!

Nos gusta jugar. El problema es para el publicista que, lejos de tomarse su trabajo a broma, hurga en su experiencia, su formación y su conocimiento publicitario para ofrecer coherencia, estrategia y fiabilidad.

La cuestión es que, al igual que se educa el oído, se educa la vista, y si no que se lo pregunten a Kandinski o a Rudolph Arnheim.

Que para comunicar una idea, hay que pensárselo mucho, que para elegir la imagen adecuada hay que tener en cuenta un sinfín de factores que, si no se saben analizar y aprovechar, hacen de la publicidad algo inútil; que la información se prioriza porque de lo contrario, no se llama anuncio, se llama prospecto.

Por eso se innova, nacen nuevos medios, nuevas formas de comunicar... Hacemos cultura.

Algo no hemos echo bien cuando, dedicándonos a potenciar y hacer lucir las marcas y personalidad de nuestros clientes, somos incapaces de hacer respetar nuestra profesión.

Empresas, instituciones y centros de formación debieran tener una cierta noción de todo esto.

Y tú… ¿qué opinas?

Esther Martínez Aguayo
Directora creativa de Running Producción
http://guruguayo.blogspot.com/