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El teseracto publicitario

Por Luis Ortiz

Los que hemos visto el filme 'Interestellar' somos capaces de ponerle cara a la palabreja que titula el post. Para los que no, esta es la definición más “sencilla” que he encontrado: “Un teseracto se define como un cubo desfasado en el tiempo, es decir, cada instante de tiempo por el cual se movió pero todos ellos juntos”. ¿Entendido? Pues empecemos.

Vamos a imaginar que el cubo del que habla la definición es una habitación cuyas tres dimensiones (largo, ancho y alto) son: el producto que debemos comunicar, el público al que nos dirigimos y el presupuesto con el que contamos para ello. He elegido estas tres porque son las que normalmente nos da el briefing y porque en ellas encajan casi todas las demás cosas que pueden influir a la hora de buscar la idea (no a la hora de que la aprueben, esa sería una habitación con demasiadas dimensiones como para hablar de ella).

Imaginemos ahora que cada una de las ideas que tenemos es como una nueva decoración que encaja en esa habitación, ya que cumple con las tres dimensiones que tiene. Conforme la habitación se desplaza por el tiempo, los creativos vamos decorándola con distintas ideas. Está claro que cuanto más tiempo esté la habitación desplazándose (más tiempo tengamos para pensar), más decoraciones distintas podemos probar.

Además, mientras la habitación se mueve y vamos cambiando la decoración, seguimos viendo todas las anteriores (el teseracto es “cada instante de tiempo por el que ha pasado el cubo pero todos ellos a la vez”). De este modo podemos compararlas, mejorar las nuevas o volver atrás para retocar alguna de las anteriores. También aquí, cuanto más tiempo tengamos, mejor.

Sí, es cierto que a veces la primera idea es la mejor, pero eso solo es posible saberlo si ha habido tiempo suficiente para probar otras 100 decoraciones distintas y compararlas.

Este sería el funcionamiento del extraño ente publicitario que he inventado. Si algún físico, matemático, ingeniero ha leído hasta aquí le ruego que perdone mi osadía al mezclar churras con merinas. Física y matemáticamente no sé si esto tiene sentido, pero no me negaréis que ha sido una forma original de seguir reivindicando eso que los creativos tanto pedimos: tiempo para crear. Y es que da igual que tengamos un producto excelente que comunicar, da igual que nuestro público esté deseando oír lo que tenemos que decirle (algo poco común) o que contemos con un cheque en blanco para producir la idea (menos común todavía). Sin tiempo no podremos sacar el máximo partido a estas dimensiones, acabaremos decorando la habitación con lo primero que pillemos y se parecerá mucho a las demás habitaciones…

Como humanos es normal que solo nos manejemos en tres dimensiones. Como publicistas también deberíamos aprender a manejar el tiempo. Para eso creo que no es necesario ser una sociedad muy avanzada, ni entender de física ni de matemáticas. Para eso basta con organizar y planificar cada trabajo un poquito mejor.  

P.D: Si algún físico, matemático, ingeniero…  me explica cómo funciona un teseracto, le estaré muy agradecido. Lo digo en serio.

Luis Ortiz
redactor creativo en El Cuartel
www.elcuartel.es