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La publicidad arranca motores

Daniel Campo, director de El Publicista (Columna del número 241)

La actividad publicitaria abandona el punto muerto del año pasado y empieza a tomar velocidad. Todos los indicadores, ya no solo los que estiman la futura evolución, sino los que constatan la realidad con sus controles anuales, afirman que el motor de la publicidad suena.

Aunque no igual para todos. La televisión es el primer medio y ha pasado estos años de viaje turístico, apoyado también con un buen combustible de tarifas incrementadas que los anunciantes han pagado como tasa extra sin recibir más a cambio. En el buen momento de exterior han influido sobremanera las nuevas tecnologías del digital signage; en cine, la explotación del 3D; en radio la cercanía al consumidor y en internet la especial atracción de la Fórmula 1. Multiplaforma, para unos, medio de comunicación para otros, es el que más sube de revoluciones, con 135 millones más que el año anterior, el que más crece en valores absolutos, y se perfila como claro ganador frente a los diarios en la carrera por el segundo medio, que concluirá a final de año. Desde luego los medios escritos, diarios y revistas, son los más aquejados por la crisis económica y estructural y su salida del atolladero, al menos en el primer caso, está más relacionada con el motor digital que con el papel.

También los medios no convencionales se están resintiendo de la aceleración de internet y por supuesto de la crisis, y han decrecido un 0,6%, cuando lo normal sería que en tiempos adversos los anunciantes tiraran menos de imagen y más de promociones, pero resulta que éstas ya no se hacen tanto en los medios habituales sino en los nuevos.

Así pues España también crece, aunque muy por debajo del entorno mundial más cercano, no ya de los países emergentes que van como bólidos. Pero todavía con la lacra de las altas cifras del paro y de la falta de confianza de los consumidores. Para bien de todos, hay que cambiar de marcha para que el comportamiento de los consumidores sea de menos ahorro y más consumo. La publicidad va por delante de la economía, pero aquella no se sostiene sin ésta.