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Independiente: capaz de elegir y actuar con libertad

por Antonio Pascual

Hace más de 20 años me enamoré de un sector en el que la característica que tenían en común las agencias era la independencia. Con el paso del tiempo, la crisis económica y la transformación del sector, ese concepto tan valorado por todos se perdió en los grandes grupos internacionales, debido a la presión financiera que soportan, la búsqueda continua de rentabilidad, las pesadas estructuras de personal, la incapacidad de transformación y la falta de dinamismo. Sin embargo, las agencias de capital 100% español lucharon por mantenerlo, y lo han conseguido.

Ser independiente significa tener la capacidad de elegir quién y cómo quieres ser, la posibilidad de decidir mantener una relación cercana y de confianza con tus clientes, la potestad de reafirmar en cada acción tu posicionamiento y de ser fiel a ti mismo. Ser independiente significa decidir ofrecer un producto cualitativo frente a un producto cuantitativo, actuar con libertad para crear un modelo de negocio diferencial aprovechando las ventajas con las que se cuenta (agilidad, flexibilidad, capacidad de adaptación a lo que está ocurriendo en el sector) para ofrecer un producto con una excelente calidad- precio.

Ser independiente significa gestionar el negocio de una manera distinta a la tradicional, desde la pasión, desde el talento, desde la experiencia, desde la humildad de ser pequeños, pero desde el orgullo de luchar diariamente por la excelencia, con el empuje de los socios como papel determinante para conseguir que todo el equipo crea en la idea de que es posible ofrecer un gran producto.

Ser independiente es buscar una transformación interna continua para mejorar cada día desde una estructura totalmente líquida que ofrezca un servicio integral real, bajo una única dirección e intereses, olvidar el mundo de los egos creativos ya caducos de las grandes agencias multinacionales y apostar por una nueva filosofía de trabajo más humilde basada en un equipo unido que rema en la misma dirección a favor de nuestros clientes, independientemente de la posición de cada uno dentro de la agencia. En definitiva, un modelo empresarial más maduro y moderno.

Aún así, no podemos caer en el error de infravalorar el papel de las multinacionales, debemos respetar y valorar el trabajo que realizan. Disponen de importantes recursos que para las agencias independientes son inalcanzables. Esto también nos impulsa a luchar por ser cada día mejores con el objetivo de poder competir con ellas.

Y sería poco honesto, por otra parte, no reconocer que todavía existen grandes dificultades entre las agencias independientes para acceder a ciertos clientes de primer nivel por la fuerza de las marcas internacionales, su potente oferta y la mayor confianza que transmiten.

En cualquier caso, las agencias independientes actualmente ofrecen un producto más equilibrado en todos sus campos (creatividad, cuentas, estrategia…) que las multinacionales, un producto más cercano a las marcas, capaz de adaptarse rápidamente a los nuevos tiempos y que cada día tiene la obligación de seducir al cliente, lo que supone una superación constante ya que no hay nada asegurado por adjudicación internacional.

Hace muy pocos años existía una percepción equivocada de que la multinacional era sinónimo de primera división y agencia independiente de segunda. Esta situación ha cambiado, y la imagen de las independientes ha mejorado considerablemente. Hace 10 años el mercado estaba concentrado en los grandes grupos internacionales en un 90%, actualmente ya el 40% del sector está en manos de las agencias nacionales.

Esperemos que con el final de las crisis y las expectativas de crecimiento del mercado haya negocio para todos, independientemente del origen, filosofía y posicionamiento de cada agencia.

Antonio Pascual Ridruejo
Consejero delegado de Mi querido Watson
www.miqueridowatson.com