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¿Cómo se está gestionando la economía de la reputación?

Aunque más del 80% de los dircom lo consideran prioritario, no más del 13% de las empresas utiliza herramientas óptimas de mejora y seguimiento

Para ayudar a las compañías a navegar en un entorno desafiante y lleno de retos, Reputation Institute realizó, entre diciembre 2011 y abril 2012, una investigación mundial en la que participaron responsables de gestionar la reputación corporativa de sus empresas. Atendiendo a sus respuestas, destaca que, aunque la mayoría de los ejecutivos están de acuerdo en que la reputación es crucial para el éxito del negocio, sólo una minoría ha aprendido a gestionarla de una manera estructurada.

El 83% de los encuestados cree que competimos en la era de la Economía de la Reputación, es decir, un entorno en el que las personas compran productos, trabajan o invierten basándose en la confianza, admiración y estima qué sienten por las empresas e instituciones que los respaldan y no sólo en la opinión que tienen de sus productos o servicios. Ademças, más el 80% de los encuestados afirman que la decisión de trabajar o invertir en una empresa viene condicionada por la percepción que se tiene de ella, sin embargo pocas empresas están listas para afrontar este reto. De hecho, sólo el 13$ monitoriza la reputación, y los responsables del estudio consideran incluso que el número real de empresas preparadas para competir en Economía de la Reputación es inferior al 13%.

Es también significativo que a muchas las empresas el competo ‘gestión de la reputación les resulta todavía nuevo, y la idea básica es que comienzan a explorarlo. Por el contrario, las empresas con un enfoque más avanzado en la gestión de la reputación han aprendido a analizar su reputación desde el punto de vista de sus grupos de interés y de sus mercados, y todas también han incorporado la reputación como parte de su visión, objetivos e inversiones corporativas a largo plazo. En el otro extremo, los responsables de las compañías que se encuentran en fases iniciales consideran que sus tres principales desafíos son los siguientes: en primer lugar, que estas empresas carecen de un proceso estructurado para implementar la reputación como parte de sus planes de negocio; en segundo lugar, los departamentos involucrados no están lo suficientemente alineados entre sí para ejecutar sus estrategias de comunicación; y en tercer lugar, no consiguen aprovechar el conocimiento ya existente en la organización de forma que éste sea relevante para cada grupo de interés.