Advertisement

¿Fotógrafos o informáticos?

por David Laguillo, director de Fotolia España

 

Cada vez me sorprende más, negativamente, no puedo negarlo, descubrir día tras día nuevos vericuetos y excentricidades ligadas a las novedades fotográficas digitales. Me refiero, claro está, al exceso de tecnicismo informático que hoy muchos creen necesario para hacer lo que siempre hacíamos antes: buenas fotografías.
 
En ocasiones oigo hablar a fotógrafos que más parecen informáticos que artistas. Existe la necesidad de tener ciertos conocimientos técnicos mínimos, siempre lo he defendido, pero que éstos sean básicos no merma la posibilidad de realizar excelentes fotografías sin saberse de memoria la relación ancho por alto de los píxeles u otras nuevas lindezas ligadas a la informatización progresiva de la profesión.
 
Las buenas novedades que ha traído consigo la era digital son geniales, de verdad. La inmediatez, la mayor capacidad de las tarjetas de memoria en comparación con los carretes, las posibilidades posteriores, etc., Pero aprovecharnos de estas ventajas no justifica que, obligatoriamente, sea necesario aprenderse los manuales de las cámaras o programas de memoria.
 
Uno de los nuevos conceptos que me sigue dejando más anonadado es el del “balance de blancos”. Lo que hace años llamábamos “temperatura de color” ha recibido la anterior adaptación, proveniente de los sistemas de vídeo. Otra más: las cámaras actuales tienen, entre botones y “menús” auxiliares a los que se accede mediante los botones, tantas pestañas y opciones como el teclado de un ordenador. Nota a los fabricantes: soy fotógrafo, no ingeniero informático.
 
Si una foto es mala, de poco me sirve una interesantísima conferencia técnica sobre los mega píxeles, la diferencia entre CCD y CMOS o cualquier otro concepto informático-técnico que nunca ayudará a interactuar artísticamente con tu entorno, a trabajar las miradas de tus modelos o a conseguir, por fin, la mirada del fotógrafo, con la que se logran las grandes fotografías.
 
Apuesto por infringir la visión ordinaria, por corregir el exceso informático, por recurrir a los informáticos cuando mi ordenador tiene virus o no arranca. Pero, para hacer fotografías, prefiero llamar a un fotógrafo.
 
Apuesto por infringir las normas de la corrección política fotográfica. Apuesto por hacer fotografías sin las cámaras más modernas. Apuesto por hacer fotografías, buenas fotografías, con cualquier cámara que funcione bien.