Todos sabemos mucho de música
12 de octubre de 2012
Cierto es que un ser humano nace con un músico dentro. Y si no, cómo explicar que ya desde una corta edad sabemos entonar e incluso afinar melodías a la hora de silbar…
Hace tiempo que he observado cierta similitud entre la gestión musical de una agencia de publicidad y la de una novia con la música de su boda; y me explico:
Del mismo modo que la agencia prepara un trabajo creativo/visual con gran argumento, actores y fotografía, la novia cuida de la elección del lugar, flores, vestimenta de los pajes, menu….
En ambos casos hay un exceso de confianza en cuanto a música se refiere.
La agencia confía en librerías, licencia de canciones en poco tiempo o jingles de última hora.
La novia confía en el dj habitual del lugar de la celebración (que pone un poco de todo), un primo que tiene un i-pod cargado hasta arriba o un amigo con listas de Spotify.
La innovación o lo “trendy” refuerza nuestra confianza. En el caso de la agencia es posible que intentar licenciar una canción de Lana del Rey , The XX o Beach House nos defina creativamente; al igual que si la novia decide contratar un cuarteto de Jazz u ofrecer una selección de Chill-Out durante el cocktail.
No sé si la música, como dice Nokia, suena mejor cuando es gratis o si es una sensación como afirma Bmw en sus recientes campañas publicitarias. Lo que si puedo asegurar con rotundidad es que la música ya no es un producto sino un servicio. Y que la cultura musical en base a su reciente accesibilidad es mucho mayor de lo que era en el pasado.
Esta última reflexión hace que para que sea un éxito, la elección de la música tanto para agencias y novias sea una labor mucho más cuidada en tiempo y forma.
Qué tiempo de reacción tendremos cuando Beach Housedeniégen el uso de su obra o percibamos que el Chill-Out esta un tanto trasnochado…
La música está ahí, del mismo modo que los muebles en una tienda. Pero esto no nos asegura que la decoración de nuestra casa sea un éxito.
Como todos sabemos mucho de música es posible que nos queramos ahorrar un dinero en ese aspecto.
¿Pero de cuantas bodas nos hemos marchado antes porque la música no era acertada?