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Alzulgaray se despide hoy de Shackleton, la agencia que fundó en 2004

“Hoy es mi último día en Shackleton. Y por supuesto está siendo un día triste.
 Es una decisión mía, pero también inevitable en el momento en el que, después de intentarlo, no consigo compartir el modelo que propone, para la agencia que sigo sintiendo como propia, quien ahora tiene la propiedad.
 Me tendría que convertir en alguien que no quiero ser y trabajar de una forma en la que no creo.
 Los que me conocéis sabéis cuánto puede costarme esta decisión. Jamás he entendido mi trabajo como un trabajo y mucho menos en esta agencia. Tal vez precisamente por eso es mejor para todos que me vaya.
Pero me quedo con lo que entre todos hemos hecho, que es inolvidable:
Hace dieciocho años y cinco meses nos inventamos una agencia distinta en la que, además de campañas, “normales” se hacía “product design”, “user experience”, “branded content”, “brand activations”, “public affairs” y “meta universos” cuando no conocíamos ninguna de esas palabras.
Dieciocho años y cinco meses de bebidas energéticas, zapatillas para buscar casa, envíos inverosímiles, canciones, pueblos, monumentos, musicales, restaurantes de terror, documentales, series de TV, flushes, autocines efímeros, experimentos, sentidos y sensibilidades, barriletes, productos con superpoderes, viajes en el tiempo, seguros placidos, planes de Júbilo, elecciones con (y sin) hipsters, selfies con abuelas, maniquíes vivientes, trenes fantasma, sellos protesta, Romeos y Julios, subastas en ARCO, redes vivas, maquinas vending en las que se paga con datos, museos que se reciclan en su merchandising, ijams, santapps, bandas de música en espera, mesas conectadas y un etcétera bestial.
Shackleton ha dado trabajo, sueños y momentos de felicidad a cientos de personas que le dieron aún más. Así que hoy es también un día en el que quiero AGRADECER a todos los que confiaron desde que éramos poco más que un nombre difícil de pronunciar.
Primero, a quienes creyeron que podíamos trabajar para sus marcas ¡nada menos! Una agencia empieza a ser tal en el momento en el que su primer anunciante confía en ella.
A quienes nos acompañaron en todas esas aventuras aparentemente imposibles: productoras, artes gráficas, programadores, arquitectos, músicos, coreógrafos, escritores, analistas, sociólogos, filósofos, inventores de las cosas más insospechadas y artistas de las disciplinas más diversas.  
Y por supuesto a quienes he tenido más cerca cada día: Juan Nonzioli, con quien empezamos aquel enero de 2004, juan silva lopez, Nacho Guilló, Lucía Angulo, Elvis Santos Sierra, Gonzalo Fernández de Córdoba, Manuela Zamora, Abelardo Bethencourt Fernández, Luis Felipe Rios Yrarrázaval… y evidentemente a todas y cada una de las personas que han hecho y siguen haciendo que aquí las cosas pasen.
Mi respeto, reconocimiento y agradecimiento para siempre. Estéis donde estéis y esté donde esté”.

Con estas palabras, Pablo Azulgaray deja la agencia que fundara en enero de 2004 junto a Juan Nonzioli, y el puesto de managing director en Accenture Song (antes Accenture Interactive), consultora a la que pertenecía Shackleton desde hace tres años. A lo largo de su trayectoria ha pasado por Proximity BBDO, Grupo BBDO y Proximity Worldwide. Su siguiente paso es el proyecto personal bajo la denominación de Ernest.