por Jesús Blanco
Tratar de hacer predicciones en el mundo del SEO es como intentar hacerlo en el campo de la medicina o el entretenimiento de masas: el objetivo está claro y no muta -ofrecer un servicio, satisfacer una necesidad-, pero sí lo hacen sus métodos y sus formatos. Está claro que el SEO siempre perseguirá ofrecer lo más interesante y útil al usuario, pero ¿qué nos espera en el futuro? En ese entorno de cambio constante, pero idéntico fondo, me atrevo a lanzar, si no presagios, algunas teorías, centradas no tanto en las impredecibles tecnologías, sino en la labor de los profesionales:
Solo expertos, gracias: como usuario, prefiero consultar fuentes especializadas, entendiendo esto en un amplio abanico del ámbito sanitario al de los trucos de limpieza del hogar. Muchas páginas de temáticas diversos -sobre todo, medios de comunicación- apuestan por contenido evergreen para fortalecer su audiencia.
Es una estrategia con ciertos resultados, pero un tanto descarada y que no perdurará en el tiempo. Otorgo más veracidad al blog más humilde de cocina que al de una web trillonaria con contenido hiperoptimizado y refrito. En definitiva, una buena experiencia de usuario, no solo a nivel de navegación, sino también en cuanto a autoridad y fortaleza del E.A.T.
Enlazar hasta morir: nada divide tanto a los SEO como el linkbuilding. Desde el mercenario que lo intenta colar en todos los clientes hasta las agencias que han prescindido de ese servicio. El linkbuilding seguirá existiendo y no supondrá un gran riesgo para las páginas que lo practiquen con sentido común y moderación.
Donde sí veo peligro de extinción es en las páginas que venden enlaces al peso y valoran poco la temática. Es decir, las colaboradoras con las plataformas de Linkbuilding. Sin ellas, el linkbuilding será más difícil, pero más genuino.
Adiós a las prácticas más practicadas: quien más, quien menos ha recurrido a algunos de los estándares generalmente aceptados como útiles y/o obligatorios para evitar una penalización y ascender en el top 100. Creo que gran parte de ellas desaparecerán de cara a 2030. Se me ocurre el empeño por evitar el thin content -cuando lo que necesita un contenido es originalidad, estilo y verdad- que tantas veces lleva al puro relleno.
La obsesión por el contenido duplicado, que a veces nos lleva a prohibir un simple eslogan o una frase informativa que se repita un par de veces. Y la tasa de rebote y el tiempo medio de sesión, que en ocasiones pueden decir mucho sobre el contenido, pero ¿qué razón de ser tienen en páginas de consulta rápida como diccionarios?
Google, aliado y enemigo de los SEO: ¿es posible que el gran hacedor del SEO, el que nos da de comer y nos desvela, sea a la vez una piedra en el camino? Por un lado, ser una herramienta cada vez más completa -que compara vuelos, muestra reseñas de cine y anima a la adquisición de productos- roba tráfico y sentido a las siguientes posiciones de los competidores. Por otro, para determinados sectores comienza a mostrarse cierta saturación de resultados ultraoptimizados que no siempre responden a la intención de búsqueda.
Ante esta pesimista visión, solo puedo afirmar lo siguiente: siempre será mejor hacer SEO que no hacerlo, y ayudar a un negocio a su transformación y a su huella digital seguirá siendo necesario cual chequeo médico periódico.