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Dear Dukes, Queridos Duques

David Barquín

El pasado mes de mayo de 2021 diversos diarios online de ámbito nacional recogían las últimas declaraciones del príncipe Harry, duque de Sussex, en las que comparaba su difícil cohabitación con la familia real británica con una mezcla de The Truman Show y parque zoológico. No pretendo especular aquí sobre esta trascendente equiparación sino que es mi deseo contrastar, desde el prisma de la cortesía lingüística, un peculiar anuncio publicitario de 2020 escrito en dos idiomas -español e inglés- que tiene, precisamente, a los célebres duques de Sussex como protagonistas.

Leamos, pues, los textos del anuncio.

En ambos idiomas sorprende la capacidad -o al menos el intento- de transformar un trabajo corriente en una ocupación con abolengo. El tratamiento formal mitigado -queridos- y la impersonalización mediante el uso del vocativo duques vinculado al símbolo de la realeza -la corona, que también lo es de la hamburguesería-, son estrategias de cortesía de distanciamiento que tratan de no dañar la imagen de los candidatos reales.

El anuncio, escrito en español, emplea el tratamiento formal como muestra de respeto y de cierta distancia con los duques de Sussex. Alude a un primer trabajo, probablemente con el propósito de mitigar una oferta poco tentadora, mientras que el texto escrito en inglés no hace tal alusión. Ello puede ser muestra de que el publicista considera al hispanohablante más susceptible de sentir cierto desapego por un trabajo así, salvo que sea el primero -que lo disculparía-, mientras que el ciudadano anglohablante podría estar menos influido por ese eventual desdoro ante un trabajo de menor consideración social.

En este sentido, la cultura española se muestra -a juicio del lingüista Henk Haverkate- reacia al uso indirecto del lenguaje, lo cual no solo se aplica al empleo de la ironía, sino también a la realización de los llamados actos de habla indirectos. Efectivamente, en el texto escrito en español leemos pueden buscar, sugerencia expresada de un modo directo pues no se percibe por una mayoría de hispanohablantes como una imposición, y en el anuncio en inglés idéntica sugerencia se expresa if you´re looking for, es decir, de un modo más atenuado.

Por otro lado, los duques en el anuncio en español se quedan con la corona -sin renunciar a la corona-que supuestamente ya implica la incorporación en este trabajo, mientras que en el anuncio escrito en inglés les ofrecen -we have-una nueva corona -a new crown for you-. Este hecho revela que el publicista considera al ciudadano hispanohablante reluctante al cambio, es decir, pertinaz en conservar lo suyo -incluso aunque se trate de una corona simbólica-mientras que el ciudadano anglohablante parece más predispuesto al cambio.

Si bien es cierto que el anuncio tiene vocación internacional, ambos idiomas presentan características propias de las comunidades a las que se dirigen. De esta forma, los valores culturales de la comunidad receptora del texto publicitario han determinado las estrategias de cortesía lingüística escogidas por el publicista, sin que por ello podamos encasillar una comunidad como más (des)cortés que otra.

Por fin, las maniobras lingüísticas que realiza el anunciante, con el fin de reforzar el interés del consumidor, no aclaran la idoneidad de los duques de Sussex para el desempeño del puesto de trabajo ofertado.

La acuarela, dibujada por David Barquín, reproduce el anuncio original.


David Barquín Gómez es licenciado en Derecho, graduado en Filología y máster en Filosofía de la Historia. Actualmente, cursa estudios de doctorado en Filosofía y Ciencias del Lenguaje