La autenticidad será el gran eje del social media en 2026. El usuario entra en una fase de consumo más consciente marcada por la fatiga digital, el rechazo al contenido sintético generado por IA y la búsqueda de experiencias más humanas, reales y emocionales. En este escenario, los creadores se consolidan como un medio cultural propio y la creatividad auténtica se convierte en el nuevo algoritmo que determinará la relevancia de las marcas en redes
La cultura digital entra en una nueva etapa marcada por el cansancio del usuario, la saturación de contenido sintético y un consumidor que exige más intención y menos artificio. Así lo constata The (Social Media) Times They Are A-Changin’, el informe anual de tendencias de Good Rebels, que radiografía el estado real del social media y anticipa cómo evolucionarán las dinámicas que definirán la relación entre marcas, plataformas y usuarios en 2026.
El estudio describe un entorno en el que la atención se desploma, la publicidad abruma y el contenido creado con IA genera rechazo. Pero también destaca el auge de la nostalgia, el regreso a lo físico y la consolidación de los creadores como infraestructuras culturales capaces de mover opinión y prescripción en tiempo real. En este contexto, la autenticidad se posiciona como el nuevo “algoritmo” que determinará la relevancia social de las marcas.
La incertidumbre económica y la saturación de estímulos han dado paso a una economía emocional del consumo. El usuario filtra con más criterio y ahora busca coherencia, valores y utilidad. En TikTok, el efecto Made Me Buy It sigue activo (28% declara compras impulsadas por la plataforma), pero crecen los comportamientos de contención y las decisiones más meditadas.
En paralelo, el fenómeno del desinfluencing se dispara (+78% de menciones en 2025), impulsando un discurso donde se cuestiona el consumo excesivo, se promueve reutilizar y se desconfía de lo “demasiado publicitado”.
Además, para una Generación Z marcada por la precariedad y la hiperexposición digital, la nostalgia se convierte en un espacio emocional seguro. El 37% siente añoranza por los 90 y los 2000, un lenguaje cultural que se extiende a la moda, la estética visual y el tipo de contenido que demandan.
El choque cultural con la IA genera saturación, repetición y fatiga
A medida que aumenta el contenido generado por IA, también crece su rechazo. El informe apunta a una reacción cultural. La audiencia identifica los outputs sintéticos como repetitivos, homogéneos y desprovistos de “alma”.
Este fenómeno converge con la crisis de atención, que deja datos como que el tiempo medio de visionado en TikTok cae por debajo de los cuatro segundos. El 91% de los usuarios percibe “demasiados anuncios”, y el 71% deja de comprar tras vivir experiencias intrusivas.
Según Good Rebels, la oportunidad para las marcas no está en competir contra la IA, sino en reivindicar lo humano, lo imperfecto y lo vivo como procesos, making-of, errores y espontaneidad.
El uso activo de redes sociales se repliega hacia espacios más íntimos como Close Friends, Discord, WhatsApp o canales más pequeños donde prima la comunidad real sobre la exposición pública. Las grandes plataformas siguen siendo masivas, pero pierden intensidad en favor de entornos con menos ruido y más conexión.
Aunque el 89% quiere mejorar su salud, casi la mitad siente cansancio frente a la obsesión por el bienestar perfecto. Los creadores empiezan a reivindicar un autocuidado real, sostenible e imperfecto que conecte mejor con la experiencia cotidiana del usuario.
Un ejemplo de este ‘burnout’ es que Pinterest registra un incremento del 72% en búsquedas relacionadas con digital detox. Frente a la saturación, crece el impulso por reconectar con la vida física, lo real y lo analógico. Más allá de una tendencia, Good Rebels la define como una necesidad cultural.
El 61% de los usuarios confía más en los creadores que en las marcas, y el 75% descubre productos a través de ellos. En 2026, los creadores dejan de ser altavoces y se convierten en infraestructura mediática; ahora editorializan, segmentan, interpretan la cultura y mueven conversación.
Las marcas ya no están “alquilando alcance”, sino que están colaborando con visiones y narrativas.
El informe concluye que estamos en un punto de inflexión en el que las redes dejan de ser un escaparate para volver a ser un espacio donde construir comunidad y cultura. La autenticidad, la creatividad y la conexión humana serán los vectores que definan qué marcas seguirán siendo relevantes.
Se plantea un futuro inmediato donde sobrevivirán y destacarán aquellas marcas capaces de abandonar la estridencia, abrazar la imperfección y participar de la cultura con valores claros. No es una vuelta atrás, es una evolución hacia un social media más real, más humano y más consciente.

