La incorporación de la inteligencia artificial en el terreno publicitario está optimizando las campañas, mejorando la segmentación y aumentando el impacto de los mensajes, aunque también plantea nuevos retos
La industria del entretenimiento y la publicidad está viviendo un gran cambio desde la incorporación de la inteligencia artificial a sus procesos. Gracias a esta tecnología es posible automatizar procesos, generar contenidos mucho más personalizados y optimizar resultados en tiempo real. Estos avances suponen un cambio en la manera en la que las marcas se relacionan con sus audiencias.
La IA ha descubierto nuevas fronteras creativas y la creatividad es producida a demanda. Algunos ejemplos son la generación de cientos de variantes de anuncios y activaciones optimizados para impulsar las tasas de conversión o la implementación de embajadores y creadores de contenido virtuales capaces de escalar campañas a nivel global con el mínimo esfuerzo, entre otros.
A pesar de todos los beneficios, la implementación de la IA también genera dudas a los profesionales del sector. Softtek, empresa de soluciones tecnológicas globales, identifica alguna de estas inquietudes en su White Paper ‘It’s Showtime: How AI is Reshaping Media & Entertainment’, donde analiza los principales retos y oportunidades que enfrenta la industria.
La primera preocupación se centra en la homogeneización y saturación del contenido, ya que el uso de estas herramientas de forma masiva ha puesto en riesgo la originalidad y la capacidad de crear. Hay una tendencia de uniformidad en los mensajes publicitarios. El mayor problema derivado de esta cuestión es la posible fatiga publicitaria en las audiencias, cansadas de consumir contenido similar todo el tiempo.
Otro punto en el que muchos expertos centran sus esfuerzos es en la privacidad y el uso de los datos. La IA permite una personalización extrema de los comerciales y anuncios, basándose en los datos recopilados de la audiencia, para lo que se requiere un manejo intensivo de información personal. Esto genera dudas sobre la protección de los datos y los límites éticos del uso de historiales digitales para predecir comportamientos y preferencias.
Por último, la percepción de falta de autenticidad, que en realidad se vincula bastante con la primera preocupación. Los embajadores virtuales y las veces sintetizadas ofrecen eficiencia y una escalabilidad sencilla de conseguir, su capacidad para conseguir conexiones reales con el público se cuestiona. Es muy complicado que un creador de contenido virtual genere la misma confianza y empatía en una audiencia que un influencer humano, por lo que la réplica exacta de estos últimos es complicada de abordar.
“La inteligencia artificial representa una ventaja competitiva en el dinámico mundo de la publicidad solo cuando se aplica estratégicamente, preservando la esencia única de cada marca. Es muy importante utilizar esta tecnología como un complemento de la creatividad humana, y mantener un compromiso firme con la ética y la protección de la privacidad. El verdadero diferencial reside en encontrar un equilibrio entre automatización y autenticidad”, comenta Doris Seedorf, CEO de Softtek para España.