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¿Robots más humanizados o humanos cada vez más robotizados?

El futuro genera incertidumbre en nuestro día a día, donde se ha ido originando una rivalidad entre el hombre y la máquina desde la antigüedad

Hay una tendencia que sobresale por encima de las demás en este año 2018. Se trata de la inteligencia artificial junto al machine learning, una ramificación dentro de la misma, basado en el aprendizaje automático por parte de las máquinas. Esta es una de las conclusiones de la 5º edición de Tech & Trends 2018 "Humanos y máquinas. Valores y algoritmos", organizada en madrid por la agencia de medios Arena Media (Havas Gorup).

El futuro genera incertidumbre en nuestro día a día, donde se ha ido originando una rivalidad entre el hombre y la máquina desde la Antigüedad. Por eso, el futuro debe ser un futuro colaborativo para sacar lo mejor de la tecnología y enfrentar nuestros miedos hacia al futuro, según afirma Iñigo de Luis, director de proyectos estratégicos.

Otra parte importante de la realidad tecnológica está conformada por la búsqueda y recomendación de contenidos basados en nuestros gustos, tiempo invertido o interacciones entre usuarios. Grandes ejemplos de ello son Google Maps, Youtube, Spotify o Netflix, gigantes que centran su actividad precisamente en la recomendación y producción de contenido basándose en los algoritmos racionales. Estos últimos son los culpables de que en el mundo digital entendamos la publicidad como un paisaje irrelevante, pero con el que estamos familiarizados, ya que se basa en nuestros gustos, búsquedas realizadas de acuerdo a nuestros intereses, etc.

La publicidad digamos que se ha convertido, en el mundo de Internet, en un mapa de anuncios publicitarios relacionados directa o indirectamente con nosotros. Y aquí es donde entran los algoritmos racionales. La informatización origina algoritmos, y los algoritmos inteligencia artificial. El objetivo ahora es saber diferenciar las decisiones éticas de las racionales en este ámbito donde los algoritmos son unas constantes de vida. “Debemos encontrar el equilibrio entre personas y máquinas. Ahora más que nunca hay que pensar en emociones y personas”, como ha manifestado otra de las expertas, Laura Riestra, research & insights manager. por tanto las empresas deberán centrarse en contratar y crear perfiles más enfocados a la parte social y humana, necesaria en esta época de digitalización constante.

Como en cualquier otro sector, surgen ventajas y desventajas. Los sesgos de género son un problema en cuanto a los algoritmos, ya que todavía hay lagunas en distintos casos a la hora de diferenciar entre las características asociadas a una mujer y a un hombre. Asistentes virtuales (suelen encarnarse en la figura femenina) o el propio traductor de Google cometen fallos en cuanto al género y son un buen punto para plantearse cómo piensa la inteligencia artificial y qué hay detrás de ella para que se den estos sesgos. Así lo ha planteado Alejandra Chacón, directora de proyectos estratégicos, quien también ha hablado sobre el aumento de iniciativas para la ocupación por parte de mujeres en puestos técnicos.

De las exposiciones de los especialistas podemos deteminar que hoy se ha creado un nuevo modelo de sociedad donde se hace necesario reubicar los límites del contacto virtual. El ser humano se va decantando por la soledad en un mundo hiperconectado donde nuestra forma de establecer contacto es cada vez más digital. La tecnología ha irrumpido en nuestra forma de contactar personalmente. Los asistentes virtuales, junto a distintas aplicaciones (Replika, Gatebox, Virtual Companions, WhatssAp) vuelven a ser ejemplo de ello una vez más. “Estamos en plena robolución- expica Traver Pacheco, digital strategy lead- Si los robots se parecen cada vez más a los humanos y los humanos a las máquinas, ¿dónde están los límites?”.
 

De acuerdo a los expertos del grupo, el desarrollo tecnológico nos hará más humanos si logramos adaptar las emociones sintéticas a la IA  (que imitan la naturaleza emocional humana) y alcanzamos una mayor automatización de los procesos (en donde se hacen necesarias las habilidades humanísticas).  Para Traver Pacheco, “el desarrollo tecnológico debe tener su papel en la vida de las personas teniendo en cuenta la sensibilidad humana”.

Otra preocupación de los expertos consiste en la deshumanización de las redes sociales. ¿Cuál es el propósito de las mismas? Un sesgo originado no hace mucho tiempo es el económico. Anunciantes y medios han dado lugar al socialmedia de acuerdo a sus intereses, por lo que hemos pasado de un uso meramente personal o social para estar al tanto de otros usuarios de nuestro entorno, a consumir los productos que nos ofertan en las redes, que se han convertido en una herramienta y canal importante de publicidad, buscando la rentabilidad en el usuario. “Un pequeño cambio en el algoritmo supone grandes consecuencias”, cuenta Miguel Alonso, director de proyectos estratégicos.

Por otro lado, la digitalización del consumo es otra realidad. En España, de acuerdo al estudio de ecommerce 2018 presentado por IAB, el 71% de los internautas compran online. Un 42%, por comodidad. Pero para Leticia Michelena (digital strategy lead) “en la experiencia de usuario hay cosas que son insustituibles”. Este año las compras físicas se han incrementado mientras que las online han disminuido. De cara a 2019, se considera que el modelo será mixto. “Hay que quedarse con lo mejor de ambos mundos; integrar la tecnología en las tiendas físicas  y mejorar la experiencia de usuario sin perder la esencia de las tiendas tradicionales”, profundiza MIchelena.

Hay que ser conscientes del poder que ejerce la tecnología, y darle la importancia correcta a los problemas que van surgiendo en el sector. El poder conlleva responsabilidad, por lo que debemos ser capaces de solucionar dichos problemas sin que la inteligencia artificial nos sobrepase, si no lo opuesto. De acuerdo a Marga Ollero, directora general, “la tecnología tiene que tener su roll, pero hay que saber dónde”.