La marca reacciona al mensaje navideño de la calle Aragó con una acción de street marketing que transforma la ciudad en un diálogo en vivo
Barcelona ha estrenado este año una de las iluminaciones navideñas más comentadas de la temporada: la pregunta ‘Qui porta el cava?’ que brilla sobre la calle Aragó y que, en cuestión de días, se ha convertido en conversación espontánea en redes y en la propia ciudad. Freixenet, lejos de dejar pasar el guiño, ha respondido en el mismo terreno donde nació la tendencia, en la calle, y lo ha hecho con una acción de marketing físico que convierte la iluminación urbana en un intercambio directo con la marca. Su respuesta, tan simple como rotunda, ha llegado montada sobre un camión de nueve metros: ‘Jo porto el cava’.
La activación, que ha recorrido las arterias iluminadas de Barcelona, se inscribe en una ola creciente de acciones que reaccionan en tiempo real a fenómenos culturales o conversaciones ciudadanas, pero lo hace desde un territorio cada vez más significativo como es el espacio físico. En un momento en el que las marcas compiten por captar atención en lo digital, Freixenet devuelve el impacto a la calle y convierte la ciudad en un soporte que late al ritmo de la cultura popular. Allí donde miles de personas fotografiaban y comentaban el mensaje de Aragó, la marca ha irrumpido con un gesto tan oportuno como natural: si alguien pregunta quién lleva el cava, Freixenet responde… llevándolo de verdad.
La iniciativa funciona como un recordatorio del papel central que el cava juega en las celebraciones navideñas. La pregunta del alumbrado se transforma en una declaración de marca que subraya su presencia en reuniones familiares, comidas, brindis y reencuentros. ‘Jo porto el cava’ actualiza el imaginario navideño clásico de Freixenet mediante códigos urbanos, móviles, participativos y muy actuales. La pieza convierte el alumbrado festivo en un diálogo vivo entre el espacio público y la identidad de la marca.
Según explica Maria Chiara Marchetti, directora de marketing en España de Grupo Freixenet, la acción responde a la voluntad de la compañía de mantener su relevancia cultural conectando con el pulso real de la calle. El dispositivo no solo capitaliza una tendencia espontánea, sino que reactiva el vínculo emocional de la marca con la Navidad a través de un gesto físico, tangible y compartido con quienes viven la ciudad.

