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¿Cambiará Trump el mundo de la publicidad?

Por Jose G. Pertierra

Y diréis, ¿qué tendrá que ver el spot de García Baquero, el de Koipe o el de Central Lechera Asturiana con unas elecciones que se han celebrado a más de  7.000 Km?. Parafraseando a Stendhal, se podría decir que hoy en día la publicidad es “un espejo en el camino”, un reflejo directísimo de los valores imperantes de nuestra sociedad, por lo que un cambio tan radical en el rumbo ideológico de la mayor potencia mundial, por narices debería repercutir en ella o al menos, dejar una profundísima huella. Y si Donald Trump, un tipo (aparentemente) machista, reaccionario y xenófobo, que por sus declaraciones odia a los inmigrantes, a los homosexuales, a los mexicanos, a los europeos, a los negros y a prácticamente cualquiera que no piense como él, ha sido elegido por millones de americanos como presidente de su país, significa que hay millones de personas que comparten su punto de vista. Y con millones de personas pensando así, la publicidad, una profesión sin ningún otro interés que alinearse con las corrientes y modas del momento para vender más, se verá obligada a perfeccionar su forma de abordar a todas estas millones de personas con esa determinada sensibilidad.

Porque la publicidad, aunque de un modo secundario, es una gran propagadora de ideología, y Trump lo tendrá en cuenta, ya que ha demostrado ser un ferviente defensor del poder de sugestión de la imagen ya sea como showman televisivo y magnate mediático en programas como “El aprendiz” (que cuando se replicó en España, para representar el papel que Trump hacía en la versión americana curiosamente se contó con un pope de la publicidad de nuestro país como Luís Bassat) o mostrando su personalidad narcisista caricaturizada en famosísimos spots para McDonalds, Oreo, Macy’s, Pizza Hut, Visa o Pepsi… ¡Toma ya! Además, desde un punto de vista ideológico, Trump es la máxima expresión de los mediáticamente de moda populismos, y pocas cosas hay más populistas sin ningún interés en disimularlo que la actividad publicitaria de las marcas que literalmente viven de intentar acaparar el coranzoncito, las mentes y sobre todo los bolsillos de los consumidores (ya nunca más ciudadanos), caiga quien caiga y defendiendo el credo que haya que defender, porque la pasta es la pasta y lo demás da todo igual.

Aunque puede que Trump no condicione personalmente ni la industria publicitaria ni ningún otro sector (también aparentemente), otros presidentes como Ronald Reegan sí que impusieron explícitamente en su momento su particular forma de entender el mundo durante su presidencia al universo mediático estadounidense (al cinematográfico, al publicitario o al musical) creando un decenio que ahora nos puede parecer surrealista si acudimos a la hemeroteca audiovisual por antonomasia que es You Tube y visualizamos al azar 15 minutos de spots de los 80: musculosos machos alfas, modelos de enormes cardados con tacones de aguja de alturas imposibles pero sobre todo mucha, mucha ideología imperialista alabando el sueño americano y el consumismo desaforado en la tierra de las oportunidades.

Después de ocho años de paz (otra vez aparentemente), buen rollismo y tolerancia de la administración Obama, el mundo de la publicidad ha adoptado estos años una especie de pensamiento new age que aunque de forma extraña y paradójica, ha puesto en la cúspide de la pirámide aspiracional del consumidor el éxito laboral y económico, conviviendo al mismo tiempo con una vida de pareja y familiar plena, sumándole un poquito de conciencia ecológica aquí y un poquito de preocupación por la salud allá. Pero eso ya es historia. Estos próximos años el gobierno de Trump seguro que traerá un nuevo modelo de valores que inoculara en los medios y en la publicidad occidental, creando una inercia que a largo plazo nos  llegará con toda seguridad a Europa, con el consiguiente impacto en nuestro sector. ¿Cuándo notaremos esos efectos? Por si os queda alguna duda, el claim de la campaña que llevó a Trump a la Casa Blanca no puede ser más claro ni darnos más pistas: “Make America Great Again”…

Imagen cabecera: Slate.com

 


Jose G. Pertierra es el director general de la agencia creativa Clicknaranja, de capital independiente y con marcado perfil digital, que forma parte del grupo publicitario español Bandits. Con experiencia y formación en marketing y publicidad digital, Pertierra está especializado en marketing online, Branding, SMO, E-commerce, Usabilidad, Comunicación Corporativa, Gestión de proyectos, Social Media y Mobile.