por Raimon Recoder
Gracias a las nuevas tecnologías y a las herramientas digitales empezamos a conocer el impacto de la comunicación y el marketing mejor que nunca. Y así, la importancia de la comunicación está creciendo de forma imparable. Ahora sabemos que ‘esto del online’ funciona, y muy bien, y vivimos en un mundo en el que cada vez es más protagonista en todo: grandes empresas, pymes, política, movimientos sociales, etc.
Hoy es más fácil crear un contenido alrededor de una idea y difundirlo. Pero, es precisamente por ello, que la importancia radica en trabajar cuál va a ser ese contenido y controlar su recorrido, de inicio a fin. Para ello, se necesita estrategia, pero también conocer con detalle hacía dónde nos dirigimos como sector. La evolución de la comunicación y las redes nos está llevando a poner foco sobre la creación de comunidades activas, las conexiones emocionales hacia la marca y, sobretodo, la creación de relato.
A la hora de comprar un producto o servicio, el usuario quiere sentirse cada vez más identificado con la marca. Por ello, grandes empresas ya dedican importantes esfuerzos en transmitir su filosofía a través de contenido de calidad. Solo así, las personas deciden convertirse en clientes, ya no únicamente por el propio producto o servicio -que puede ser de mejor o peor calidad-, sino por el hecho de compartir las formas y valores de la marca. Coca-Cola y la felicidad, Rosalía con Inditex o las campañas de Balay con sus trabajadores son ejemplos claros del poder que tienen buenas estrategias de comunicación y de cómo acaban impactando de forma evidente en la cuenta de resultados de una corporación.