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Figuras visibles en el diseño

Por Mónika Díaz

Disfrutaba hace unas semanas de la película Figuras Ocultas, que narra la historia de tres brillantes mujeres de la NASA a comienzos de los años sesenta. Gracias a sus cálculos matemáticos, John Glenn se convirtió en el primer astronauta estadounidense en completar una órbita a la Tierra. Con los créditos en pantalla, pensé en todas las mujeres, compañeras de vida y profesión que han pasado por lo mismo que las protagonistas de la película, un difícil camino lleno de piedras de machismo, dudas e indiferencia.

No hace tanto, la fuerza laboral era predominantemente conformada por hombres; las mujeres, columna vertebral de las familias, estaban relegadas al ámbito familiar trabajando como amas de casa y se incorporaron al trabajo fuera del hogar mucho después que los hombres.

El campo del diseño gráfico no era una excepción, y la inclusión de la mujer en el mundo publicitario y del diseño se produjo, como en ‘Figuras Ocultas’, a punta de talento, esfuerzo, genialidad y mucho trabajo. Mujeres como Carolyn Davidson, Susane Kare, Elaine Lusting Cohen, Jessica Walsh y Paula Scher abrieron el camino del reconocimiento para la mujer en el diseño y llegaron para enriquecer la profesión.

Sin embargo, han pasado décadas y las estadísticas aún siguen demostrando que, en el sector, no existe la igualdad de oportunidades. Aunque son muchas las mujeres que escogen como opción laboral la creatividad, la publicidad y el diseño, todavía no es habitual verlas dirigiendo una agencia publicitaria, un cargo en su mayoría ocupado por hombres.

Motivos sin excusas

¿Por qué existen estas diferencias? ¿Por qué no podemos romper ese techo de cristal que nos impide destacar? ¿Es la maternidad? ¿Nuestra decisión? ¿Prejuicios que nos excluyen de las grandes decisiones para no hacernos decidir entre el ámbito laboral y personal? ¿Creencias que vinculan nuestra situación familiar y nuestro papel como -parece- únicas responsables de ella con una menor disponibilidad para trabajar?

Sí, es posible que tengamos más obstáculos para optar a mejores oportunidades, pero eso no significa que no podamos desmarcarnos de las dificultades. No solo depende de nosotras; necesitamos la complicidad de la pareja y la ayuda de nuestros compañeros en el trabajo. Pero también necesitamos creer más en nosotras y lo que aportamos. Ser más solidarias, apoyarnos, acompañarnos y propiciar los cambios sociales. Y el diseño es un terreno bien abonado para contribuir a ello. Compañeras diseñadoras, unámonos y hagamos de nuestros diseños, diseños en activismo gráfico por la causa.

Igual que Hilda Dallas creó carteles Art Nouveau en apoyo del movimiento sufragista, nosotras podemos coger las riendas de nuestra época y crear diseños visuales socialmente responsables a favor de una mayor presencia de la mujer; diseños que transformen la situación social en la que estamos inmersas. Ocurrió con Liz McQuiston, quien aseguró que la naturaleza del activismo y la de la protesta gráfica ha sufrido una auténtica revolución desde comienzos de los años 1990. Desde entonces, se ha desarrollado un movimiento de resistencia global que se ha visto potenciado por las posibilidades de difusión de la información que ofrecen las nuevas tecnologías y, especialmente, internet. Se trata, como ella misma señala, de un «nuevo activismo», estrechamente emparentado con la acción cultural directa, la metodología del «hazlo tú mismo» y «con una cultura visual en vías de expansión que rodea tanto a los proyectos profesionales como al graffiti callejero.

Hagamos el cambio

¿Por qué no podemos concienciar, a través de nuestro trabajo, sobre la importancia de la mujer en el sector y, en general, en todos los ámbitos de la economía y la política? ¡Activemos los movimientos que podrían llevarnos a conseguir este objetivo y conmovamos a los usuarios!

El diseño gráfico puede contribuir a cambiar el mundo. Y, además, es la mejor manera que me viene a la cabeza, como diseñadora gráfica y de fotografía, de acabar con la discriminación y los estereotipos de género que lastran el desarrollo de las potencialidades de muchas personas. La creatividad no tiene género. Compañeras, compañeros, pongamos nuestros lápices, punteros y tabletas a hacer visibles las -hasta ahora- ‘Figuras Ocultas’.

 


Mónika Díaz Andrés (LinkedIn) es diseñadora gráfica de Ogilvy Barcelona y fotógrafa profesional con experiencia en el desarrollo de imágenes promocionales.