Mónica González Ortín, country manager de Axicom
Las relaciones públicas suponen una herramienta fundamental en todas las fases del “funnel” de conversión a pesar de que su capacidad de influencia se suela relacionar más con las fases superiores del embudo, más relacionadas con el descubrimiento y la concienciación. Sin embargo, las PR no solo contribuyen a generar nuevos clientes potenciales, sino también a hacer que estos desciendan por el embudo de ventas hasta la compra y finalmente, contribuir a convertirlos en defensores de la marca. Esto, a su vez, vuelve a nutrir la parte superior del embudo. Por tanto, puede (y a menudo lo hace) apoyar todo el recorrido influyendo en mayor o menor medida, en todas y cada una de las etapas clave por las que pasa.
Es evidente que cualquier consumidor antes de decidirse por un producto o servicio hoy en día visita numerosos lugares y establece numerosos puntos de contacto antes de pasar a la acción. En este punto el marketing de buscadores, el SEO y el PPC son, desde luego, esenciales para garantizar que la oferta sea visible, pero no cabe duda de que el poder de influencia de la prescripción no pagada que consiguen las relaciones públicas es infinitamente superior, ya sea en una reseña, en un artículo positivo o a través de información en las redes sociales.
Además, el hecho de que productos y experiencias deben satisfacer las necesidades y expectativas de un cliente es algo obvio. Sin embargo, es posible que un cliente termine haciendo negocios con aquellas empresas en la que confíe y, a menudo, con aquellas con las que ha establecido algún tipo de conexión emocional. Y aquí es donde las habilidades de relaciones públicas para contar historias y crear comunidades también pueden ser más poderosas.
Una buena estrategia de relaciones públicas ayuda a crear comunidades en torno a un producto o experiencia y fomenta la conexión emocional y el sentimiento de "formar parte de". El desarrollo de mensajes y la narración de historias que resuenen con el público y su distribución a través de contenidos que eduquen, deleiten e influyan. Incluso después de la compra, un cliente satisfecho puede resultar de ayuda en la generación de nuevos clientes potenciales y por tanto volver a nutrir la parte superior del embudo de ventas.
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