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Recomendaciones Sociales, ¿se puede pedir más?

Christian Rojo, director de proyectos de Fanquimia

Afirmar que estamos viviendo el nacimiento del "comercio social" no deja de ser una exageración si tenemos en cuenta que el comercio, desde el punto de vista de la antropología social, ha sido siempre social, pues una transacción comercial siempre ha implicado un acuerdo entre dos personas y porque el acto de la compra en sí mismo suele ser un evento social: invitamos a nuestros amigos a probar nuestro nuevo coche, nos compramos un móvil porque nos gusta el que tiene nuestro compañero de trabajo, vamos de compras con amigos a por el último disco de nuestro grupo de música favorito y compartimos un sinfín de escenarios de compra más con nuestros familiares desde la compra de una hamburguesa en un take-away  a una cerveza en el bar de la esquina.

Hasta el nacimiento de las redes sociales la compra en internet era más bien un acto solitario. Poniendo como base el último ejemplo anterior, nadie quedaba para irse de compras por Ia Red. Con la llegada del cocial commerce esto comienza a ser posible, más bien, ya es una realidad.  Buscando una definición, en el siempre difícil arte de buscar definiciones, podríamos decir que el social commerce es el nuevo canal de venta que tienen los comercios unido a su capacidad para aprovechar todas las ventajas que ofrece la nueva web social.
En este escenario, las recomendaciones sociales son imprescindibles y los prescriptores, en este caso, fans, seguidores, internautas, apasionados de una u otra marca son cruciales, pues son los que, de forma voluntaria y entusiasta, realizan esas recomendaciones a sus círculos de amigos, familiares, compañeros de trabajo y a muchos otros internautas y “colegas de la red” que les piden opinión en foros, comunidades y otros sites…

Asistimos a un nuevo fenómeno: la recomendación por aprecio, RxA. Sí, suena algo rebuscado, pero se comprende fácilmente observando el nuevo escenario y los factores que determinan e influyen  en el  proceso de decisión de compra. Los consumidores no realizan una recomendación en vano o porque aprecien una determinada marca, firma, compañía,  asociación u ONG sino porque aprecian sinceramente  a sus amigos, colegas, familiares y a aquella persona que le ha pedido consejo acerca de un producto o servicio en  su foro preferido o en Twitter, Facebook …

Al entrar en mi Facebook o Twitter compruebo, y cada día me sorprende más, que en prácticamente todos los mensajes se nombra alguna marca, independientemente de que sea una mención  positiva o negativa. Los tuits, mensajes y post se convierten en corrientes de información sobre productos y servicios con nombre y apellidos. Muchas empresas ya se han dado cuenta de este potencial y no quieren llegar tarde a subirse al carro del social commerce. Por poner un ejemplo Telepizza ha sido  pionera al abrir una tienda en Facebook  avanzándose a su tiempo y confiando en el potencial de las redes sociales como nuevo canal de venta.

Al igual que cada día el mercado es más competitivo y nacen nuevas soluciones y productos, las  necesidades del consumidor cada vez son más diversas y exigentes. El  social commerce ofrece la posibilidad de comercializar productos concretos para comunidades específicas dirigiéndose  a segmentos determinados por lo que el éxito está prácticamente asegurado. Yo marca X con tienda física y comercio electrónico ¿por qué no abrir otro canal  de venta como una tienda en Facebook? y ¿por qué no facilitarles la compra a mis clientes permaneciendo más tiempo con ellos, escuchándoles para saber que necesitan, compartiendo novedades e intercambiando opiniones y consejos? Además, ¿si nos hacemos más amigos? Me presentará a sus amigos y éstos a sus otros amigos y estos otros a los suyos…en definitiva, lograré la recomendación social, la recomendación por aprecio que salta de amigo en amigo, a internauta, familiar, colega y ex compañero de trabajo…