Fad Juventud irrumpe con una campaña que convierte la estética del ecommerce en un potente recurso de sensibilización. La iniciativa traslada los códigos del comercio online al terreno de la concienciación social para alertar a jóvenes y adolescentes sobre cómo actitudes discriminatorias se propagan y normalizan igual que cualquier tendencia viral
Fad Juventud ha lanzado ‘El odio deja marcas’, una campaña que utiliza los códigos del comercio electrónico para alertar a adolescentes y jóvenes sobre la normalización del discurso de odio en su día a día. Concebida y desarrollada junto a la agencia GettingBetter, y apoyada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, la acción apuesta por un enfoque creativo que conecta directamente con los hábitos digitales de la generación Z para trasladar un mensaje socialmente transformador.
En un contexto en el que el 50,1% de la juventud afirma haber sufrido discursos de odio en el último año, la campaña propone una lectura publicitaria elocuente: del mismo modo que seleccionamos qué compramos online, también elegimos -o reproducimos- las actitudes y mensajes que incorporamos a la convivencia. Para materializar esta idea, la iniciativa se articula alrededor de una landing que simula un ecommerce en el que cada “producto” representa una forma de discriminación como racismo, gordofobia, capacitismo, LGTBIfobia o aporofobia, presentada como si fueran “marcas” que los jóvenes adquieren sin darse cuenta.
Desde el punto de vista del marketing, la propuesta destaca por su alineación total con los códigos de consumo digital, reflejando la navegación tipo e-commerce, la estética de catálogo y las dinámicas de selección que permiten al usuario identificar la presencia de actitudes discriminatorias como si fueran artículos de tendencia. La ejecución convierte una plataforma de compra en un espacio de reflexión, resignificando una interfaz ampliamente interiorizada por la juventud.
Además de la experiencia interactiva, la estrategia de contenidos incluye una pieza principal, una versión extendida y varios vídeos vinculados al podcast Eh Universo, diseñados para su distribución en redes sociales con los hashtags #CambiemosDeTendencia y #ElOdioMarca. Todo el ecosistema audiovisual mantiene coherencia con la estética comercial para reforzar la metáfora de convertir el odio en un “producto” que no debería adquirirse.
La campaña se apoya también en datos que refuerzan su relevancia social y comunicativa, ya que casi la mitad de los jóvenes declara haber presenciado insultos racistas (49,8%), el 60,5% de chicas jóvenes ha sufrido violencia sexual digital y el 21,3% asegura haber recibido insultos por su cuerpo. En términos publicitarios, la acción traduce estas cifras en que el odio se viraliza igual que cualquier tendencia, por lo que combatirlo requiere intervenir en los mismos territorios culturales donde se propaga.
Con ‘El odio deja marcas’, Fad Juventud y GettingBetter demuestran cómo la creatividad puede transformar herramientas típicamente comerciales en palancas de sensibilización, acercando los mensajes institucionales al lenguaje de la generación que más vive, consume y se relaciona en entornos digitales.
