Acumular cosas caras no te hace más grande, ni más importante, ni mejor.
31 de octubre de 2015
Por mucho que salgas a la calle con 10.000 euros puestos en forma de chaqueta, calzado, ropa y complementos, eso no te garantiza ser feliz ni tampoco ser importante.
Que mucha gente te sonría y te salude, no significa que te valoren ni que te respeten.
Hacer ostentación de tu coche, de tu casa y de tus posesiones, no te convierte en mejor persona ni te asegura amigos/as de verdad.
El éxito en la vida suele vincularse a tener mucho dinero, un cargo en una empresa importante, una colección de objetos lujosos que ni siquiera te has parado a contemplar.
Si sales en los medios de comunicación, te hacen fotos, te ponen una alfombra roja, te aplauden y te invitan a programas con mucha audiencia, resulta que ya puedes considerarte afortunado/a.
Si ganas o te dan premios eres alguien importante, sino eres del montón.
Hace mucho tiempo que la honradez, la humildad, la humanidad y el sentido del humor no forman parte de la película ni del juego.
Hace mucho tiempo que no decimos en público que el amor, la amistad y el respeto son valores que debemos transmitir.
No tenemos asumido que es bueno compartir, conversar, perseguir sueños, co-inspirar.
Vivimos en un juego de tronos donde manda la mentira, la corrupción, la envidia y la guerra.
La venda en los ojos ante el hambre, el éxodo masivo, la pobreza o las enfermedades es evidente e insultante.
Ya nadie te enseña a querer.
Te valoran por el aspecto, por el cargo, por el dinero y por tener tres coches, tres iphone 6, un casaplón y un rolex de oro.
Y sin embargo, y a pesar de esta oscura realidad, en el mundo viven personas maravillosas.
Son las que quiero conocer.
Si me dan a elegir entre conocer a Jay Z o a alguien que cada día dedica muchas horas de su vida a ayudar a los demás, prefiero conocer a esta última.
Prefiero conocer a un profesor o profesora que ha inspirado a sus alumno/as, les ha enseñado, motivado y les ha subido la autoestima, que a un tertuliano o tertuliana del corazón que ni tan siquiera llega sobrio al plato (y conozco, por suerte a Jesús, Marta, Judith, Sak, Josep...).
Prefiero conocer a un/a publicitario/a enamorado/a de su profesión que a uno/a que va de cool, guay, fashion, trendy, hipster o forever stupid. (y conozco, por suerte, a Sergio, Astrid, Miguel, Toni, Andrea, Isabel, Marta, Sam, Anna, Enrique...)
Prefiero conocer a médicos o doctoras comprometidos, los/as que hablan, aconsejan, dedican tiempo, animan, estimulan... mucho más que escribir recetas.
Quiero conocer a músicos/as no tan mediáticos, como Keco, Alejandro, Jeff, Mario, Sabina Witt, Gigi Mc Farlane, a micro ongs con voluntarios/as tan increíbles como Laura, Isabel, Blanca, Francesc, Carlos, Fran, Damaris, Joaquín, Cristina, Rosa, Jordi...
Ya nadie te enseña ser un ser humano comprometido.
Y van pasando los días y seguimos aceptando tópicos como el amor se convierte en cariño, todo el mundo tiene un precio, este no es lugar para los románticos, vale más nadar y guardar la ropa, no salgas de tu zona de confort, no tiene sentido seguir estudiando a partir de los 50, una vez has criado a tus hijos/as ya has cumplido tus objetivos, no te puedes hacer responsable de lo que les pasa o los de otros países, eso de la espiritualidad y las emociones son tonterías, lo que de verdad importa es cuánto dinero tienes en la cartera, todo el mundo ha prevaricado alguna vez, mucho coacher y mucho personal branding y poco trabajar, la autoestima te la da la pasta...
Yo quiero que existan muchas personas como Antonio el del bar, que compró y guardó un billete de lotería para su amigo.
Yo quiero parecerme a Oscar, que dejó su negocio de submarinismo y se marchó a Lesbos, sin nada, para ayudar a los demás.
Yo quiero ser como esas personas que cuando un amigo o familiar les necesita, no fallan, están allí.
Yo quiero ser como las personas que dan las gracias y dicen te quiero.
Yo quiero ser mejor persona, no necesariamente ganar en Cannes el próximo verano.
Richard Wakefield es fundador y director creativo de Publicitarios Implicados
Fotos: Richard Wakefield; portada del disco white gold, the love unlimited orchestra, Barry White; y Óscar.