Por Carlos Martínez-Jiménez Fresno, responsable de marketing y comunicación de Efficy en España
Tras la declaración del estado de alarma en España el día 14 de marzo y el posterior confinamiento decretado en todo el territorio nacional el panorama laboral de miles de empresas cambió para siempre. Mientras que para algunas ha supuesto ERTEs o, incluso, el cierre temporal o definitivo, para otras empresas ha supuesto la adopción a marchas forzadas de un modelo organizativo que en España se resistía a instaurarse: el teletrabajo.
Este modelo laboral goza de niveles de implementación muy diferentes en Europa, con países como Holanda con un 14% de empleados que suelen teletrabajar, hasta países como Rumania, con un 0,4% de empleados que suelen teletrabajar.
Datos de Eurostat
En España nos encontrábamos un punto por debajo de la media europea, con un 4,3% de empleados que suelen teletrabajar, aunque este dato, así como los del resto de Europa habrán cambiado radicalmente tras la crisis del COVID-19.
En medio de este reajuste laboral, puede parecer que se trata de un cambio sencillo para aquellas con un alto porcentaje de la plantilla realizando trabajo de oficina, sin embargo, no es así. Para implementar con éxito la cultura del teletrabajo es necesario romper con algunos mantras del presencialismo laboral y desarrollar sistemas que lo sustenten. Pero, antes de nada, ¿en qué consiste exactamente el teletrabajo?
Diferencias entre el presencialismo laboral y el teletrabajo
Frente al modelo habitual de desplazarse a tu empresa para realizar tu trabajo todos los días, el teletrabajo es una forma de organización laboral más flexible que habilita al trabajador para desempeñar un porcentaje elevado de su jornada laboral desde donde quera.
Para eso, el teletrabajo exige una serie de medios telemáticos que permitan estar conectados en todo momento al teletrabajador con la empresa y con sus demás compañeros.
Ventajas e inconvenientes del trabajo en remoto
Las ventajas y los inconvenientes del trabajo en remoto son distintos desde la perspectiva del trabajador y de la empresa.
Para el trabajador, la mayor ventaja de este modelo organizativo es evidente: la posibilidad de conciliar mejor su jornada laboral con su día a día.
Al ahorrar tiempo en desplazamientos diarios y facilitar el trabajo desde cualquier parte del mundo resulta más fácil para el empleado conciliar esa faceta de su vida con las demás.
Por su parte, el principal inconveniente para el trabajador es la necesidad de disponer de un espacio de trabajo adecuado distinto a la oficina, ya sea en su domicilio o en un coworking y adaptarse a todos los cambios organizativos y sociales que trae consigo el trabajo en remoto.
La gran ventaja de la que disfrutan las empresas con este modelo organizativo del trabajo es poder reclutar a mejores trabajadores:
Al no disponer de filtro geográfico (da igual donde viva el candidato) y ofrecer una ventaja laboral importante frente a la mayoría de las compañías (recordemos el bajo % de empresas que permiten teletrabajar en España) es más fácil para la empresa contar con mejores empleados.
Sin embargo, no todo son ventajas, y del lado de los inconvenientes destaca la necesidad de implantar esta cultura en todos los escalafones de la empresa, desde la dirección hasta abajo, y la necesidad de desarrollar sistemas y mecanismos que faciliten el teletrabajo.
Consejos para implementar el teletrabajo
Si simplemente estás teletrabajando en estos días obligado por la crisis sanitaria y cuando todo vuelva a la normalidad volverás a trabajar desde un puesto fijo, el mejor consejo que te podemos brindar es: “Tómatelo con calma”.
No vas a ser tan productivo como quisieras y te costará acostumbrarte, y cuando empieces a hacerlo, volverás a tu forma de trabajo normal, así que no te fustigues demasiado.
Eso no significa que no apliques los consejos que vamos a detallar ahora, es sólo que lo hagas con filosofía. Para aquellas empresas que van a aprovechar la coyuntura para cambiar su modelo organizativo, vamos con los dos consejos más importantes:
Necesitas sistemas y necesitas procesos
La comunicación que antes llevabas a cabo girándote y preguntando al compañero de tu lado ahora no la podrás hacer igual.
El WhatsApp y el teléfono te puede sacar de un apuro, pero necesitas herramientas específicas como slack y procesos claros en el uso del email y estas herramientas.
- ¿En qué emails tengo que escribir a todo el mundo y en cuales sólo a una persona concreta?
- ¿Cuándo debo usar el email y cuando el teléfono?
- ¿Cuándo debo usar una herramienta de mensajería como slack y cuando el email?
- ¿Con que herramienta se van a llevar a cabo las videollamadas para reuniones?
- ¿Cuándo se van a convocar este tipo de reuniones?
Todas estas preguntas tienes que responderlas con tu equipo y crear una pequeña documentación al respecto para que todo siga siempre el mismo cauce.
Necesitas cuidar la faceta social
Cuando pasas a teletrabajar dejas de ver a tus compañeros por la mañana para darles los buenos días, al mediodía al comer o por la tarde cuando vas a echar un café. Teletrabajar no tiene (y no debe) por qué eliminar esta faceta tan importante del trabajo.
Para mantener el contacto se pueden llevar a cabo muchas actividades: clases online de yoga a la semana con el que puede participar todo el mundo y así se ven las caras y hacen deporte juntos; organizar ‘cafés con el CEO’ donde charlar sobre inquietudes o ideas para abordar esta crisis que estamos viviendo; o bien los viernes a mediodía se puede organizar un aperitivo digital y reunirse así el equipo para charlar mientras se toma algo.
Estas son sólo tres días para mantener la faceta social durante el teletrabajo, pero existen muchas otras como retiros, reuniones por departamentos y otras tantas otras que puedes implementar en tu empresa.