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Publicidad desmemoriada

Sergio Rodríguez, autor de lahistoriadelapublicidad.com

El origen de todo está en Estados Unidos e Inglaterra. El origen de la publicidad, claro está. El hecho de ser pioneros les ha llevado, entre otras cosas, a ser los más cuidadosos con su propia historia, con la historia de la publicidad. Los primeros libros de la materia o los primeros centros de formación publicitaria provienen de estos dos países. Hoy en día son las principales potencias publicitarias y no solamente en términos creativos; un tren, por cierto, del que no se han bajado en un solo momento. Son países, especialmente Estados Unidos, realmente concienciados con la historia de una de las profesiones más excitantes del planeta, con organismos, museos, archivos o fundaciones repartidos por toda su geografía y creados con el fin de mantener viva la historia de la publicidad, su conocimiento y su respeto.

Al otro lado del océano, el principal referente es el John W. Hartmann Center (puede conocerlo en www.library.duke.edu/specialcollections/hartman/), perteneciente a la Duke University, donde desde 1987 y con el encomiable apoyo de la histórica JWT, entre otras importantes multinacionales publicitarias, se encuentra el mayor fondo documental del mundo en cuanto a la historia de la publicidad. Se trata de un organismo dedicado al archivo publicitario, investigación y, en definitiva, mantenimiento de cualquier tipo de material relacionado de una u otra forma con la industria publicitaria. A él no solo ha participado la mítica JWT, sino la gran mayoría de agencias multinacionales del planeta así como universidades, entidades privadas y particulares, todas ellas contribuyendo, no solo económicamente sino en especie, al mantenimiento y engrosamiento de su fondo documental. Precisamente este segundo tipo de colaboración es el que me parece realmente interesante, ya que todos los anteriormente citados, han ido donando desinteresadamente multitud de materiales que de lo contrario, y en la práctica totalidad de los casos, habrían ido a parar a la basura o a un almacén que, algunos años después, en alguna mudanza o limpieza periódica, tendría el mismo destino. Libros, maquetas, documentos estratégicos, correspondencia (cartas, informes, facturas...), material audiovisual, premios... y un sinfín de materiales que los distintos donantes acumulaban en sus estanterías, archivos o almacenes, y que ahora, gracias a iniciativas como estas, están “a salvo”, siendo constantemente consultados por estudiantes, docentes, profesionales de la publicidad y un sinfín de personas que en algún momento han necesitado “bucear” en la historia de la publicidad. Así mismo, en el John W. Hartman Center se realizan publicaciones, organizan exposiciones y, entre otras muchas funciones, se configura como un excelente interlocutor a la hora de promover nuestra profesión y la actividad publicitaria entre el público en general.

 
En Inglaterra su homólogo se llama History Advertising Trust (puede conocerlo en www.hatads.org.uk) y su actividad es idéntica al ejemplo americano. Multitud de anunciantes, asociaciones y agencias han confiado su “historia” a este organismo ya que de otra manera, acabaría perdiéndose. Agencias como Leo Burnett, Ogilvy & Mother o JWT, entre otras muchas. Tanto una como otra institución sobreviven gracias a las donaciones y a lo que puedan obtener por la gestión de todos sus archivos, sin contar en ningún caso y de forma sorprendente, con ayuda pública.

Cabe mencionar que en otros muchos países hay otras iniciativas, quizás de menor envergadura pero sí con la misma vocación conservadora y de respeto hacia la historia de la publicidad. En Francia por ejemplo está el Musée de la publicité, en Paris.
 
Pero en España, eso no existe. La gran mayoría de los anunciantes, asociaciones profesionales y agencias no tienen vocación de bibliotecarios, quedando la “memoria de su trabajo” relegada a los confines del olvido que ofrecen las papeleras. Quizás la publicidad española, tras la Guerra Civil y las primeras décadas del franquismo, creció tan rápido que no tuvo tiempo ni ganas de pararse y mirar para atrás. Hay otras muchas razones de este “desarraigo”, pero tampoco creo sirva de mucho buscar justificaciones sobre la dejadez del sector publicitario español con respecto a su propia historia.
 
Lo que sí que estoy convencido es que estamos viviendo la etapa más crucial de la historia publicitaria, donde la propia naturaleza de la publicidad está mutando de tal forma que comienza a abrirse un abismo entre la actual y la que hasta ahora se había hecho. Todo se cuestiona. La agencia se encuentra ante una dolorosa crisis de identidad en un mercado donde el anunciante, el público y los medios corren a un ritmo vertiginoso. Es un momento histórico, así lo veo, y como tal, el idóneo para forjar por primera vez los cimientos de una iniciativa que persiga mantener viva la historia de la publicidad española, algo en definitiva, que cuente qué pasó.
 
Desde que hace algo más de tres años creé www.lahistoriadelapublicidad.com, donde me empeño a diario en procurar un espacio –on line inicialmente; a pie de calle, ¡ojalá! en un futuro-, donde cualquiera pueda tener acceso a la historia de la publicidad. Se trata de una iniciativa única en el país. Pero no es suficiente. Como tampoco la encomiable labor de los coleccionistas particulares de este país que conservan, afortunadamente, multitud de material publicitario de los pocos más de cien años que tiene nuestra publicidad. Aún creo que es necesario que el sector se implique firmemente en la conservación de su trabajo y que incluso algún día cercano podamos contar con un centro con la misma vocación que los que antes nombraba, porque entre otras cosas, España también es una potencia publicitaria de primer orden.
 
Desde aquí invito a la reflexión y a la participación a todos los implicados: agencias, revistas profesionales, asociaciones, anunciantes, productoras.... Es el momento de empezar a hacer historia con nuestra historia. ¿Empezamos?