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Ten cuidado: la excelencia puede ser un problema

José de Sola, Psicólogo Psicoterapeuta Clínico, DE SALUD PSICÓLOGOS Psicología y Psicoterapia Especializada

Sinceramente, no puedo evitar desconfiar y ponerme alerta cuando oigo mensajes, programas y cursos que elogian la excelencia como forma de vida en todos los sentidos. Frecuentemente me pregunto en qué medida este modelo y referente puede en algunos casos determinar comportamientos problemáticos.

En nuestra consulta hemos que algunas personas viven la vida en una constante búsqueda de excelencia, eficiencia personal, familiar, social, académica o profesional. Lo importante es la eficacia, los resultados. Viven con asombrosa rectitud en hábitos y costumbres: buscan la comida más sana, tratan de ser los más entendidos en diversos temas, destacan en el deporte, en multitud de hobbies, son brillantes en el trabajo, sus vacaciones son envidiables, han escrito algún libro, son espléndidos cocineros, etc.

Hasta aquí todo parece estupendo. Pero, ¿no resulta raro? Apenas cometen un error, un fracaso, o muestran debilidad. Trabajan aunque estén enfermos, se crecen con los obstáculos.

El problema es que esta vida es dicotómica, todo o nada, blanco o negro, malo o bueno; lo importante son los resultados, la eficiencia. No hay lugar para problemas o emociones, salvo las positivas. Los problemas son para solucionarlos, sin detenerse en ellos.  …’aquí no se habla de problemas, sino de soluciones’ decía un padre a su hijo. Son amantes de los libros de autoayuda que alientan el esfuerzo personal, los pensamientos y actitudes positivas. No soportan perder el tiempo en problemas cotidianos, en sentimentalismos. Por eso no son los mejores confidentes de los problemas de otros; no saben qué hacer, los eluden.

También son personas impacientes, impulsivas, inquietas. Apenas pueden parar, no se les puede pedir que inviertan una tarde en descanso, en tirarse en un sofá. Siempre hay algo que hacer. En algunas ocasiones muestran compulsiones sexuales que les lleva a no pocos problemas de pareja. El sexo y la conquista es también un logro del que cuesta prescindir.

¿Cuál es el problema?

En general, estas personas son admiradas pero difíciles de querer; sin pretenderlo crean sensación de pequeñez a su alrededor. No son necesariamente competitivas, buscan hacerlo todo lo mejor posible, pero no se comparan necesariamente. Han crecido por y para la superación personal sin importarles el resto. Tampoco son perfeccionistas; la vida tiene que basarse en lo positivo, en buenos resultados, en lo eficaz, en lo bien hecho, sin llegar a la ansiedad y exasperación del perfeccionista. Pero se distancian emocionalmente de los demás.

Félix, después de estar en pareja durante varios años con la que había sido la mujer ‘más guapa’ de su grupo de amigos rompió su matrimonio porque no soportaba los malos momentos de la relación. Tenían hijos y le fastidiaba que su mujer le agobiase con los problemas diarios, tampoco soportaba verla mal. Entendía que una relación es para estar bien, sin complicarse la vida, si no, ¿para qué?. Félix es buena persona, pero no sabe qué hacer con las dificultades. Se ha educado a sí mismo en que todo problema debe solucionarse inmediatamente, sin perder el tiempo con sentimentalismos.

Otro caso es Pedro, espléndido deportista en multitud de actividades; se ha entrenado para bucear a gran profundidad sin oxígeno, ha subido al Kilimanjaro, participa en triatlones y en algún Iron-Man. Tiene un puesto ejecutivo importante en una gran empresa, una gran reputación profesional, le llaman para charlas, entrevistas y conferencias. Ha escrito un par de libros, experto y amante de la comida sana, sabe mucho de ecología y energías alternativas, gran lector de libros de coaching y superación personal. Su mujer le adora, pero no sabe como relacionarse con él; es consciente de que no le gustan los problemas por lo que ha decidido no hablar, no ‘complicarle’ la vida. Tienen dificultades con uno de sus hijos que nos comenta que ‘en esta casa si no practicas algún deporte con éxito no eres nadie’, está harto de comidas con hamburguesas de garbanzos y coliflor, lechugas o quinoa’. Pedro no sabe qué hacer, no logra encontrar una inmediata solución, por lo que se ha desconectado del problema, se lo ha pasado a su mujer.

Nacho es un ingeniero de referencia. Tiene una trayectoria profesional impresionante en distintas compañías fuera de España. Excelente cocinero, practica el montañismo y la escalada, ha aprendido a tocar varios instrumentos musicales, incluso ha formado un grupo de música con sus amigos. Afirma que no puede hacer algo a medias, todo tiene que estar muy bien hecho. Su mujer le admira y adora, ambos se comunican únicamente desde los logros y éxitos. Sin embargo, sus hijos, a medida que han crecido, se han marchado y desligado de la familia. Nacho acude a consulta a regañadientes porque ha comenzado a tener dolores de cabeza y mareos, inexplicables desde un punto de vista médico. Su pareja nos confiesa que desearía que Nacho fuese ‘más humano’.

¿Qué es lo que ha llevado a esta necesidad de excelencia?

Todos estos casos tienen en común el deseo impetuoso del logro, de lo eficaz. Pero cuando los analizamos siempre nos preguntamos ‘¿qué buscan realmente estas personas?, ¿qué tratan de evitar?’. La experiencia nos dice que es una huida de la debilidad, del fracaso, de la vulnerabilidad, de ser inútiles o defectuosos. Por eso son buscadores insaciables de la excelencia.

En general, han tenido una vida difícil en lo personal o familiar. Se les ha exigido mucho, han sentido cuestionada su valía o, incluso en algunos casos, la utilidad de su existencia. Ante las mismas circunstancias, muchos sucumben en el auto desprecio o baja autoestima. Ellos, sin embargo, huyen con auto demostraciones de utilidad y eficiencia sin descanso.

Félix no conoció a su padre; éste desapareció en cuanto supo que su madre estaba embarazada. La familia quería que abortase y se quitase ‘el problema’. Siendo niño su madre se lo contó y desde entonces sintió que tenía que demostrar su valía, que la vida le había dado una oportunidad de vivir reafirmando su utilidad en la vida.

Pedro tuvo una madre que le menospreciaba y exigía constantemente con la amenaza, siendo ya algo mayor, de echarle de casa porque no quería ‘más inútiles con ella’. El padre de Pedro tenía problemas con el alcohol, había perdido su trabajo varias veces y la madre tuvo que hacerse cargo de la familia. El orgullo de Pedro está herido desde entonces; su respuesta ha sido también la excelencia.

Nacho tuvo un padre que nunca le valoró ni le mostró afecto. Se mostraba insensible a todos sus intentos de agradarle. Criticaba todo lo que hacía o lo que pensaba, le comparaba siempre negativamente con otros. En el colegio sufrió bullying, se reían de él por su aspecto físico delgado y desgarbado, las chicas le gastaban bromas.

Pero, ¿qué pasa si en estas circunstancias no se logra la excelencia que uno busca?. En este caso nos encontramos con personas con mezcla de auto desprecio, baja autoestima y constante lucha por el logro, en una batalla permanente consigo mismas y con el entorno, con hostilidad, competitividad, envidia y rencor. Realmente esto es mucho peor, hay mucho sufrimiento.

¿Te suena?, ¿Es tu caso?. Entonces frena, date cuenta, cambia

Realmente ¿es necesario llevar la competencia personal a estos límites?. Habitualmente uno no es consciente de todo esto, de lo que le pasa. Estas personas suelen buscar ayuda por otras razones, por cansancio, ansiedad, hipersexualidad, adicciones o molestias psicosomáticas. Eso sí, desde que entran en la consulta intentan ser muy buenos pacientes, hacerlo todo bien. Buscan recetas y recursos inmediatos, pero no les gusta hablar de sí mismos, realmente no saben qué contar.

La experiencia nos dice que en estos casos es importante darse cuenta de la dinámica que uno lleva en su vida, consigo mismo y con los demás, en qué modelos o referentes se ha basado en la lucha por la superación, cual es la razón que ha motivado esta carrera de fondo, qué sentido tiene no poder parar, qué es lo que se teme, de qué se huye, qué se pretende lograr y para qué, qué se está perdiendo. Hay que ser consciente de que el pasado ya pasó, de que se huye de algo ya lejano, que las circunstancias y personas de entonces no son necesariamente las de ahora, que el presente es distinto. Que ya no hay nada que demostrar, que todo está bien, que por fin se puede parar, descansar.

Frecuentemente no somos conscientes de que vivimos conforme a esquemas y emociones del pasado que, sin darnos cuenta, atrapan nuestro presente, nuestro día a día. Formas de sentir y de actuar que sin duda en su momento fueron útiles para sobrevivir al dolor y al miedo de entonces. Pero aquello ya pasó.

Siempre pongo el ejemplo de que esto es parecido a aquellos soldados que, perdidos y aislados en sitios inhóspitos y alejados, continúan en un constante estado de vigilancia y alerta sin que nadie les haya dicho que la guerra hace tiempo que terminó.


José de Sola Gutiérrez. Psicólogo colegiado en el colegio de Psicólogos de Madrid.  Licenciado en Psicología por la Universidad Pontificia de Comillas (1985). Formado como psicoterapeuta clínico (desde 1985).  Master en Psicofarmacología y Drogas de Abuso (2012). Miembro de diversas asociaciones y sociedades científicas en psicología y psicoterapia. Doctor en Psicología (Universidad Complutense de Madrid, 2017).
Ha trabajado desde 1988 en diversas empresas nacionales y multinacionales como técnico, responsable técnico y director de departamento, en investigación de mercados cualitativa y cuantitativa y análisis del comportamiento del consumidor. Desde 2007 como psicólogo psicoterapeuta clínico en diversos centros de psicología y psicoterapia. En 2012 inicia su propio proyecto psicoterapéutico en De Salud Psicólogos.
Trabajó como profesor del Master de ‘Neuromarketing y Comportamiento del Consumidor’ (2014-2016) así como en el IE University (School of Psychology. Segovia) impartiendo Psicología y Comportamiento del Consumidor (20082011). Desde 1995 ha colaborado e impartido clases de psicología del consumidor e investigación de mercados en diversos centros y escuelas de negocios.
Desde 2012 investiga y publica en el ámbito de las adicciones a las nuevas tecnologías, especialmente al teléfono móvil.
De 2005 a 2009 fue miembro de la junta directiva de AEDEMO (Asociación Española de Estudios de Mercado y Opinión) desde donde organizó diversos eventos monográficos (seminarios, jornadas, conferencias, etc).