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La industria publicitaria después del 9-N

Si no sabes dónde vas, mira de dónde vienes. Una máxima que, a la hora encontrar las soluciones, implica necesariamente definir adecuadamente los problemas. El Publicista ha analizado el futuro de la industria publicitaria en el caso de una supuesta independencia de Cataluña. Una decisión que implica a todos los profesionales del sector y que los une en torno a un (no el único) deseo: que las barreras no reduzcan el mercado.

En cierta medida parece que el hecho de que el PIB catalán esté ligeramente por debajo de la media española no es preocupante. O no lo sería, más bien, de no ser por las dudas que siembra la consulta soberanista. Tanto es así que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha pronosticado que el PIB catalán descendería hasta un 20% y la escalada de su deuda ascendería al 75% del PIB. Menos alarmantes son los datos ofrecidos por la Cámara de Comercio de Cataluña, que señala en el caso de producirse una independencia no acordada con el resto de España, el PIB catalán caería un 5,7%, frente al 1,4% del español; mientras que con un acuerdo de por medio, el informe calcula que el PIB catalán caería un 1,1% frente al 0,3% del español.

En definitiva, aunque la independencia afectaría negativamente a ambas economías, un escenario libre de conflictos detendría tanto el boicot comercial como el efecto frontera; una circunstancia que en términos comerciales está vigente desde hace varios años. De hecho, ya en 2012 durante el congreso anual de AECOC (La Asociación de empresas del Gran Consumo), el 57% de los empresarios catalanes consultados preveían un boicot contra sus productos, frente a un 8% que pensaba que “los consumidores no deciden en estos términos y menos en la situación económica actual”. Lo cierto es que el líder de ERC, Oriol Junqueras, ya advirtió hace unos meses que una posible fórmula para que las firmas catalanas hicieran frente a un eventual boicot a los productos catalanes pasaría por distribuir sus productos a través de otras marcas y así poder “mantener la cuota de mercado”. Es decir, el temor existe. Un temor que debería ser compartido por todos puesto que mucha de la materia prima de esos productos catalanes se compra en el resto de España. De momento, Eurus señala que el 47% de los españoles boicotearían el consumo de productos catalanes en caso de independencia. Ahora bien, en ese juego la lógica dice que Cataluña intentaría colocar sus productos en el extranjero; un movimiento para el que parte con buenos datos. De momento, ser trata de la segunda comunidad que más exporta.

Sin embargo, Alfonso Pena, director general de la Associació Empresarial de Publicitat, señala que “desde hace muchos años, la industria publicitaria en Cataluña ha ido perdiendo peso tanto en facturación como en talento, emigrando allí donde está el negocio”. Manifiesta que, de momento, nadie puede saber qué ocurrirá con las empresas multinacionales que están instaladas en Cataluña (tanto locales como extranjeras), “ni sabemos tampoco qué pasará con la mayoría de las empresas que sin ser multinacionales venden un porcentaje importante de sus productos al resto de España”. Ante esta situación de desconocimiento, Pena entiende que las patronales catalanas “estén pidiendo prudencia y no se decanten ni emitan opinión”, pero sí, incide en la evidencia de que “el pueblo catalán quiere que cambien las cosas”.

Puedes leer el artículo completo en el número 312 de El Publicista, pinchando aquí