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No éramos lo que éramos, ni seremos lo que seremos

por Chacho Puebla

Göbekli Tepe, un santuario situado en el sudeste de Turquía, es un lugar que cuestiona nuestros conocimientos sobre el neolítico. ¿Por qué? Porque esta construcción data de hace 11.600 y para esa época, supuestamente, éramos todos nómades y recolectores. Según la historia, nos estábamos moviendo, por lo que podríamos haber construido semejante templo, no solo no tendríamos la tecnología, sino que no tendríamos un pensamiento sedentario como para pasar varios años en esta construcción. Este templo va de frente con lo que nos enseñaron en las escuelas por siglos. Bueno, las escuelas no se especializan en mantenerse al tanto de los conocimientos ni del ritmo de la sociedad, pero ese es otro tema. 
 
Tengo la suerte de tener una amiga arqueóloga y le pedí que me explicara desde su punto de vista, por qué pasaba esto. Su respuesta fue muy simple: no todos nos desarrollamos tecnológicamente al mismo tiempo. No todos tuvimos acceso al mismo conocimiento ni a los mismos recursos. La historia generaliza, para que la mayoría lo entienda y por eso en el neolítico supuestamente éramos todos recolectores. O no, como sabemos ahora. Lo que es innegable, es que hay pruebas de que en la historia de la humanidad unos iban más adelante que los otros. 

En 1997, se lanzaba Google, el motor de búsqueda por excelencia y todas las enciclopedias se querían suicidad en masa. En el 2004 se fundó Facebook, la empresa de medios más grande del mundo y vimos como los medios tradicionales de comunicación se declaraban en banca rota. En 2005, nacía YouTube, el archivo audiovisual más importante de la humanidad, generando nuevos tipos de creativos al a vez que cientos de canales de televisión veían decaer sus audiencias. En el 2007 Steve Jobs anunciaba el iPhone y varias industrias se vieron en jaque. Por supuesto que aparecieron los que dijeron que internet y el móvil sería algo pasajero. El cambio incomoda a los conservadores, a los vagos, a los exitistas y a los opacos. Por otra parte, otros tantos se rasgaron las ropas y tiraron todo por la borda creyendo que la transición sería inmediata. Ni un extremo ni el otro, eso es lo que nos enseña el tiempo. Sin duda las nuevas tecnologías y la cantidad inconmensurable de datos que las marcas tendrán cada vez sobre nosotros, modificará aún más la forma de hacer comunicación, pero recordemos que las máquinas están yendo más rápido que las personas. No nos da el tiempo, ni los recursos, ni las estructuras o metodologías, para alcanzar a utilizar el potencial que nuestra generación tiene a su alcance. No todas las instituciones e industrias se han sabido adaptar al cambio, por lo que no todos estamos avanzando al mismo tiempo. 

Cuesta predecir el futuro si se tienen en cuenta demasiados detalles, pero a la vez se hace fácil si se miran las grandes tendencias y sobre todo, en realidades sociales qué están basadas. Por eso negar que la gente está cada vez más enganchada a los móviles, es estar ciego. Pero también, negar que la gente está cada vez más harta de tener que compartirlo todo 24/7, es también no querer ver un comportamiento humano. Los datos apoyan ambos puntos de vista. 
Las macro tendencias Realidad Virtual, IoT, Machine Learning, Big Data, Blockchain, Quantum Computers, Redes Neuronales Artificales, Neurociencia, BioData, Biohacking y tantas otras nos abren puertas sobre posibles futuros donde la comunicación podría jugar papeles relevantes y generar mucho valor añadido. En otras, no lo veo tanto. 

Entonces, ¿para dónde correr? Para donde cada uno crea que debe. Así de simple. Vivimos en la mejor época para hacer comunicación. Son los años dorados de las ideas. O mejor dicho, de hacer que las ideas pasen. Nunca fue más fácil hacer posible una idea. Nunca tuvimos tantas herramientas para testear y amplificar. Nunca vimos como se mezclaba tanto nuestro trabajo con otras disciplinas. Es un momento perfecto para los que se cuestionan todo. Para quienes quieren cambiar cosas. Para quienes quieren hacer que las cosas pasen. Es un momento clave para la humanidad, creo que si podemos sortear el gran problema del calentamiento global, el futuro es muy prometedor. Porque por mucho que algunos nos sigan diciendo que estamos en la época de los recolectores y nómadas, otros están construyendo su Göbekli Tepe en frente a nuestras narices.

 

Este contenido forma parte del número 400 de la edición impresa de El Publicista, un desarrollo editorial especial creado para conmemorar el 20 aniversario de la cabecera y en el que se realiza un repaso y análisis a los 20 últimos años del mundo del marketing, la publicidad y la comunicación comercial de la mano de grandes gurús internacionales y la colaboración de casi un centenar de destacados profesionales en activo que vertebran la industria en España. De igual forma la edición pone el foco en la relación que tienen las nuevas audiencias con las marcas y la percepción que tienen sobre la publicidad actual y hace un repaso a las 20 campañas y trabajos publicitarios que han sido clave en todo este proceso de cambio y evolución a lo largo de estas dos últimas décadas. Accede a este número especial de El Publicista en nuestra tienda online. También descargable en tu dispositivo móvil a través de nuestra app para plataformas IOS y Android 

 


Chacho Puebla es CCO para Europa occidental y director creativo regional para LATAM de la agencia Lola Mullenlowe. Profesional de largo recorrido en agencias creativas de publicidad, es uno de los profesionales más laureados y reconocidos en estos últimos años de los que han pasado por la industria española, a la que sigue vinculada a través de la agencia Lola Mullenlowe, que sigue teniendo oficinas centrales en Madrid a pesar de su expansión internacional. A lo largo de su carrera este creativo de origen argentino ha formado parte de otras agencias de primer nivel como Leo Burnett (en varios mercados), Tropa Grey, W3 Young & rubicam y Eme Efe McCann.