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Aprender a buscar la inspiración

por Marta Jiménez

Somos curiosos; nos hacemos tantas preguntas como el ingenio nos permite. Nos cuestionamos las soluciones y no admitimos lo previsible, de tal forma que lo “inesperado” forma parte de nuestros hábitos de trabajo. Ésta es, esencialmente, la forma de generar innovación; una palabra tan desgastada como aspiracional.

Cuando planificamos las campañas de nuestros anunciantes pensamos en el poderoso tándem formado por la innovación y la tecnología. Nuestras ideas tienen como apellido la palabra conectividad, son smart, viven en mundos digitales, y viajan en la nube. Y no puede ser de otra manera. Los publicistas nos hemos vuelto cada vez más informáticos motivados por el desarrollo en nuestros consumidores del nuevo sexto sentido “thumb” (dedo gordo): ese sentido con el que desbloqueamos el móvil,  actualizamos nuestro estado, accedemos a la calefacción de nuestro hogar o controlamos nuestras pulsaciones cuando hacemos deporte.

En un mundo híbrido como el nuestro, donde lo físico y lo digital conviven de forma natural, cuando hablamos de creatividad no podemos perder de vista la tecnología, un camino que nos ayuda a que nuestras ideas crezcan y el abanico de posibilidades de comunicación se amplían. Una unión que debemos equilibrar, para que creatividad y tecnología convivan y ofrezcamos a nuestros consumidores historias y experiencias valiosas y memorables. La novedad per se no es más que una moda pasajera, en cambio lo útil se queda.

La tecnología es multidisciplinar, por eso atrae a tantos  sectores e industrias. Para nosotros genera un efecto multiplicador en la creación: amplía los límites y ayuda a enriquecer los mensajes y la forma de expresarse de las marcas. Sin embargo, con todas estas posibilidades sobre la mesa, lo más difícil es crear la historia en la que la tecnología estará integrada.

Muchas veces la fórmula es tan sencilla como un juego e incluso se puede entrenar. Comprimiendo el proceso a lo más simple, podemos jugar a imaginar aplicaciones tecnológicas que unan un input con un output. En Maxus contamos con una herramienta que nos sirve para entrenar nuestras mentes y que amenaza con sustituir al Party en las fiestas de amigos. Les invito a entrar y poner a prueba su creatividad-tecnológica pensando por ejemplo como unir las funciones que puede hacer una tecla (input) con un vídeo (output) en menos de 30”. Se me ocurre algo como que un consumidor llegue al umbral de la puerta de uno de los establecimiento de nuestro cliente y presione con la palma de su mano un botón que leerá a través de sus pulsaciones y temperatura corporal su nivel de estrés y gracias a eso las pantallas de la tienda se customizarán con videos adaptados a su estado que le relajarán o activarán (está pensado en 30” ) mejorando su experiencia de compra. Aquí les paso el link por si quieren participar.

Así sí que nuestro trabajo sigue estando en el terreno de la aventura, llevando a cabo acciones raras y originales en la búsqueda por llegar a finales inesperados. Nuestra unidad, por ejemplo, ha permitido aprovechar la energía que se genera en un parque infantil en India para alimentar un pueblo y su economía y conseguir incrementar la venta de bombillas en un país donde la electricidad escasea; o analizar cómo influye un atasco en el uso de dispositivos móviles y sus aplicaciones para ofrecer nuevos puntos de vista sobre los consumidores locales.

El replanteamiento de las ideas y del proceso creativo es una actitud que se está generalizando y no sólo en nuestro sector. Hay un caso que me llamó poderosamente la atención: la empresa de aviación Solar Impulse presentó hace unos meses el primer avión solar, diseñado para superar el reto de dar la vuelta al mundo sin utilizar ningún combustible.

El equipo que lo hizo posible partió de una metodología similar, la de cuestionarse lo establecido y huir de respuestas asentadas. Gracias a ella, no sólo el avión es hoy una realidad, sino que se demostró que las energías limpias, junto a una tecnología de vanguardia, puede contribuir a sostener el medio ambiente. Como dice Bertrand Piccard, el fundador de Solar Impulse, "es un ejemplo de lo que podemos llegar a construir cuando tenemos esperanza”.

La innovación, como dice Nico Abbruzzese, rara vez se alcanza mediante la adopción de la última y mejor tecnología, sino estableciendo una cultura que se incline hacia el cambio. Es necesario recrear nuevas ideas hasta que se conviertan en soluciones que se puedan implementar en el negocio de nuestros clientes”,

Marta Jiménez
Special Actions & Entertainment Director de Maxus
Responsable de Metalworks en España

www.maxusglobal.es