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El Museo Nacional del Prado propone una relación olfativa con la pintura

Con el patrocinio tecnológico de Samsung y la colaboración especial de la Fundación Academia del Perfume y la tecnología olfativa AirParfum desarrollada por Puig, el perfumista Gregorio Sola ha creado 10 fragancias relacionadas con elementos presentes en la obra El Olfato, parte de la serie de Los cinco sentidos que Jan Brueghel pintó en 1617 y 1618 y en las que las figuras alegóricas fueron realizadas por su amigo Rubens

Hasta el próximo 3 de julio, en la sala 83 del edificio Villanueva, El Olfato, obra de Jan Brueghel y Rubens, protagoniza “La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa”, comisariada por Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, y Gregorio Sola, perfumista senior de Puig y Académico de la Academia del Perfume, quien ha creado 10 fragancias relacionadas con elementos presentes en la pintura.

En esta obra, que evoca el jardín de árboles y plantas singulares que Isabel Clara Eugenia y su marido tenían en Bruselas a principios del siglo XVII, se representan más de 80 especies de plantas y flores, algunos animales relacionados con el olfato, como el perro sabueso o la civeta, y diferentes objetos relacionados con el mundo del perfume, como guantes perfumados, recipientes con sustancias fragantes, un ambientador que se calienta en un lujoso brasero y alambiques para destilar las esencias.

El sentido del olfato permitirá al visitante recorrer los diferentes elementos representados en esta pintura. Para ello, Gregorio Sola, Perfumista Senior de la casa Puig y Académico de Número en la Academia del Perfume con el Sillón Sándalo, ha creado, por ejemplo, Alegoría, que nos invitará a detener la mirada sobre el ramillete de flores que huele la figura alegórica; Guantes, que reproduce el olor de un guante perfumado de ámbar según una fórmula de 1696; Higuera, que nos animará a reconocer esta planta en la escena; Flor de naranjo, que dirigirá nuestra atención hacia los alambiques se usaban para destilar este producto; y así hasta 10 fragancias que acompañarán al sentido de la vista proporcionando sensaciones únicas en la apreciación de la pintura.

La serie probablemente fue un encargo de la infanta Isabel Clara Eugenia y su esposo Alberto de Austria, soberanos de los Países Bajos meridionales, para quienes Brueghel trabajó como pintor de corte. Los objetos que se ven en estas escenas reflejan el coleccionismo y gusto de las cortes europeas de la época. En 1636 los cinco cuadros se encontraban en Madrid, en la colección del rey Felipe IV, quien los instaló en una sala decorada con dos estanterías de ébano y bronce junto a cuadros atribuidos a Durero, Tiziano y Patinir entre otros. Se encontraban entre las principales joyas del monarca.

Brueghel fue uno de los pintores más apreciados de su tiempo. Hijo de Pieter Bruegel (padre e hijo escribían su nombre de forma diferente), se formó con su abuela, la miniaturista Mayken Verhulst. De 1589 a 1596 residió en Roma, Nápoles y Milán y trabajó para Ascanio Colonna, (también patrono de Cervantes) y Federico Borromeo, entre otros. Este último escribió que su pintura reflejaba la belleza y variedad de la naturaleza.

La mayor parte de la carrera de Brueghel se desarrolló en Bruselas y Amberes. Fue uno de los primeros especialistas en pintar flores. En una ocasión afirmó que tardaba en finalizar sus cuadros porque incluían especies que florecían en diferentes épocas del año. Su particular manejo de la pasta pictórica evoca la consistencia de las formas vegetales y nos transmite una asombrosa empatía con ellas.

La tecnología AirParfum, desarrollada por Puig y exclusiva en el mundo de la perfumería, permite oler hasta 100 fragancias distintas sin saturar el olfato, respetando la identidad y matices de cada perfume. Mediante los 4 difusores en los monitores táctiles de Samsung disponibles en la sala, los visitantes podrán oler los elementos del siglo XVII presentes en el cuadro.