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Ha fallecido Leopoldo Pomés, mago de las imágenes

Así le calificaba la Academia de la Publicidad tras incorporarle a la lista de academicos de España. “La publicidad española puede decir que tuvo la suerte de contar en sus filas con Leopoldo Pomés (1931)”. Pomés falleció ayer a la edad de 87 años.

Miembro destacado de la pujante intelligentsia barcelonesa de los sesenta y setenta,  se decide por la fotografía tras relacionarse con el grupo Dau al Set (Tápies, Brossa, Cuixart...) e irrumpe con una exposición polémica en las Galerías Layetanas en 1955. Coinicidiío con otros grandes como Ramon Masats, Oriol Maspons, Joan Colom, Ricard Terré, Colita, Francisco Ontañón, Paco Gómez, Francesc Català-Roca, Xavier Miserachs, Alberto Schommer y Gabriel Cualladó, Su trabajo fue calificado como elegante, sofisticado y, sobre todo, hedonista,

Sin abandonar  la fotografía, es atraido por la publicidad para combinar su magia entre la producción publicitaria de spots y gráfica. En 1965  se asocia con Leopoldo  Rodés para crear Tiempo, agencia que luego sería adquirida por BBDO).

De su magia creativa  salieron grandes trabajos como la sensual amazona de Terry o las burbujas Freixenet (1966), marca para que trabajó muchas Navidades.  De todo su trabajo se montó una gran exposición retrospectiva en 2015, Leopoldo Pomés-Flashback, que pasó por varias ciudades.

Entre sus hazañas se encuentra la campaña para la candidatura olímpica de Barcelona, incluido su vídeo de presentación, y las ceremonias de apertura del Mundial de Fútbol 1982 en Barcelona. El gran creativo Toni Planells dice de él: "Nos enseñó el auténtico valor de la imagen. Se metía la mano en el bolsillo y sacaba ideas, conceptos y los ponía encima de la mesa y los vendía por encima de cualquier plan de marketing pre establecido".

A lo largo de su trayectoria ha sido reconocido en todas sus facetas con numerosos premios y distinciones.

En recuerdo a la figura de Leopoldo Pomés, Enrique González escribe lo siguiente a petición de la Academia de la Publicidad:

“Se nos ha ido el entrañable maestro a ese Más-Allá-de-todo-cuanto-nos-es-dado-conocer, a conquistar el sosiego que en vida siempre mantuvo a distancia, y los publicitarios estamos de luto, sepámoslo o no, porque todos, mayores y jóvenes, le debemos algo: el entusiasmo con el que se abrazó a la tarea de crear, y lo mucho que elevó el listón respecto a lo que una marca o un proyecto con cara y ojos podían hacer y decir de sí mismos.

Leopoldo Pomés, Académico de honor de nuestra institución, siempre hizo bandera de su dedicación a la publicidad, siempre incluyó los anuncios en los recuentos de su magna y pluridisciplinar obra, lo que todavía tiene más mérito en un tiempo en que hasta los quehaceres más maduros buscan con ahínco rebautizarse o cubrirse con otros mantos. Fotógrafo, director de cine, restaurador, poeta y no pocas cosas más, no perdía la ocasión de proclamarse con toda naturalidad y a mucha honra publicitario.

Leopoldo Pomés emprendía actividad tras actividad con un dinamismo y un arrojo que desconocían la indiferencia. Amar la vida y de resultas de ello contagiar y compartir ese amor, eran las virtudes en la que sobresalía este consumado hedonista que nos ha dejado un legado soberbio, como bien se ha visto en las exposiciones y revisiones de obra de las que en los últimos años hemos podido disfrutar por todo lo alto.

Buscador inquieto, su buen humor envuelto en una pícara causticidad no ha dejado de aflorar hasta el último momento. Véase sin ir más lejos una certeza clave, conquistada con alborozo y lista para compartir: ese amor por la vida que tanto le caracterizó nos conduce al burbujeante título de sus recientes memorias: “No era pecado”. A eso se le llama saber sintetizar.

Descanse en paz el maestro y el amigo.”