“La publicidad es una poderosa herramienta de cambio. Creo que las agencias y las empresas anunciantes podrían ser mucho más ambiciosas, y ayudar a mejorar el mundo”, afirma Cristina Gutiérrez, directora de La Granja, educadora emocional, speaker, divulgadora, formadora para empresas y experta en entornos de alto rendimiento, que además cree que perseguir la utopía de un mundo mejor en el ámbito publicitario es posible y que la publicidad puede ayudar a que un montón de niños/as, jóvenes y adultos entiendan la esperanza y la resiliencia, por ejemplo.
Diferencia entre liderazgo masculino, “que está orientado a los objetivos y el femenino, a las personas. El primero consigue resultados, el segundo hace fuertes las estructuras”. Lo ideal es juntar los dos, afirma.
Para ella, como creadora del Método la Granja que consigue cambios significativos en las competencias emocionales, el reto más importante y del que casi nadie habla es el de la gestión del miedo, “hay mucho miedo en la sociedad y en las organizaciones”. Considera que “hay mucho talento enterrado en los cementerios por miedo, porque nunca se atrevieron a mostrarlo al mundo. No seamos uno de ellos.
En nuestra sección REFERENTES, que trata de poner en valor a la mujer desde el punto de vista profesional, confiesa que “cuando innovas o te adelantas a tu tiempo, la gente no lo entiende, y eso lleva a la desconfianza, a la crítica e incluso a la burla”. La entrevista fue publicada en versión reducida en el número 518 de la edición impresa
Personal:
¿Cómo te autodefinirías?
Como una persona muy, muy trabajadora y terriblemente perseverante. Con una pasión a prueba de bomba y que, a mis 57 años, sigue creyendo que la utopía es posible. Sí, ¡podemos cambiar el mundo!, y eso me da energía.
¿Por dónde te gustaría perderte?
Por el bosque del Montseny, donde vivo (parque natural y Reserva de la Biosfera). Allí dentro todo es fácil. Entre sus árboles me siento como en casa, sumergida en su calma y serenidad. ¡Es brutal lo que la naturaleza hace por los humanos!
¿Cuáles son sus referentes femeninos y masculinos en el sector?
Mis referentes son esas personas que cada mañana se levantan temprano para tirar del carro, esas que crean, empujan y sueñan sin quejarse porque prefieren hacer.
Admiro a cada una de esas mujeres y esos hombres que, sin premios ni reconocimientos, cambian el mundo con humildad.
¿En quién te inspiras?
En los niños y las niñas porque son brillantes, con esa capacidad innata para ver lo importante, para explicar con una simple frase, la complejidad del mundo, como Berta, de 7 años, cuando me dijo “La empatía es el primer paso del camino hacia los demás”. Ellos son los grandes sabios de la actualidad, no porque los adultos ya no seamos capaces, sino porque vamos tan acelerados que no tenemos tiempo para parar y pensar. Esos pequeños/as me inspiran, me motivan y me dan la fuerza para hacer lo que tengo que hacer.
¿Cuál es tu cita o frase de cabecera?
Me tranquiliza la de “lo que haya de ser, será”, es genial para parar el estrés y dejar de rayarte😊
¿Cuáles son tus aficiones culturales y deportivas?
Me fascina la arquitectura y la historia, y los libros, que me enganchan totalmente. Mis deportes favoritos son el esquí y nadar en el mar, los dos me dan sensación de libertad.
Eres aficionada al fútbol y vives en Barcelona. El equipo femenino del Fútbol Club Barcelona es un referente a nivel mundial, ¿qué valores aporta?
Trabajar para La Masía del Barça me permite valorar desde dentro el hito histórico que este equipo de chicas fantásticas, humildes y trabajadoras, han logrado. Ellas, las caras visibles y las no visibles que están detrás pero que también han empujado, representan, para mí, los valores, las actitudes y los comportamientos que mejoran la especie humana. Son un claro ejemplo y la muestra empírica de que perseguir la utopía, es posible y siempre, siempre, tiene premio. En este caso, un cambio de paradigma en la relación mujer y deporte, y un nuevo y poderoso referente, positivo y saludable, para millones de niñas de todo el mundo.
Si pudieras cambiar de profesión, ¿qué te gustaría ser?
Jamás cambiaría de profesión, ¡tengo el mejor trabajo del mundo! Ser Educadora Emocional con la capacidad de impacto que tenemos (más de 40.000 niños/as y jóvenes cada año, y centenares de adultos y equipos de empresas) me hace sentir completa. Y, además, poder hacerlo en la naturaleza, con caballos y animales, me convierte en una privilegiada.
Profesional
¿Coméntanos tu trayectoria profesional y las dificultades que tuviste como mujer? ¿Se han cumplido tus sueños?
Hacer cosas nuevas o diferentes nunca es fácil, y ser mujer no ayuda. Ahora, tras 41 años, nos dicen que somos disruptivos, visionarios e incluso gurús, pero hace tan solo 10, nos decían que hacíamos cosas raras. Me hace gracia el cambio, y me alegra no ser ya una “rarita” 😊. Cuando innovas o te adelantas a tu tiempo, la gente no lo entiende, y eso lleva a la desconfianza, a la crítica e incluso a la burla. Todo ello me supuso muchas lágrimas, mucha rabia y también ganas de abandonar más de una, dos y diez veces. Y es que ¡cansa tanto nadar contra corriente! Sobre todo cuando eres madre y la gente te mira mal por tu pasión por el trabajo. Por suerte, siempre conseguí que mi tozudez y mi valentía fueran un poquito más grandes que mis miedos, y aquí estoy. Reinventar una empresa familiar, de una granja escuela para niños/as en Barcelona a un proyecto de transformación emocional para personas de 3 a 90 años, con una metodología demostrada científicamente por el GROP de la Universidad de Barcelona, reconocimiento internacional, participación en congresos nacionales e internacionales, más de 60.000 usuarios cada año, expansión de centros y metodología (Madrid, Andorra, Canadá), creación de una Fundación, ampliación del público objetivo (alto rendimiento deportivo, empresas multinacionales, sector sanitario, fuerzas de seguridad del Estado, tercer sector, universidades, familias, tercera edad), además de colaborar con Fundaciones como la Fundación Princesa de Girona o Zurich, escribir libros, ser investigadora en el campo de las competencias emocionales aplicadas, divulgadora y conferenciante, no ha sido un camino fácil, pero sí gratificante. Jamás imaginé llegar a conseguir un proyecto con la magnitud en cuanto a beneficio social como el que tiene “La Granja Ability Training Center”, pero ahora sí sueño con que la Educación Emocional sea un derecho de todos, y pueda llegar a cualquier rincón del mundo.
En tu empresa, el equipo directivo es en su mayoría femenino. ¿Qué diferencia el liderazgo femenino del masculino?
Es cierto, mi empresa está dirigida en su mayoría por mujeres. Nos consideramos un equipo muy piña, muy luchador y comprometido con la misión y con nuestra gente. El trato es muy directo y cercano, con un organigrama muy horizontal. Mi sensación es que es todo como muy humano, los hijos/as de los trabajadores forman parte de la familia Granja, por ejemplo, y aunque ya somos un equipo de alrededor de 100 personas, nos entendemos con la mirada y para mí, son mi familia grande. Es cierto que el tema de liderazgo femenino o masculino es controvertido, pero yo sustituiría la o por la y (femenino y masculino) y aclararía que, técnicamente, cuando se habla de liderazgo masculino/femenino, no se refiere al género, sino al estilo. Es decir, una mujer puede tener una tendencia de estilo más masculino, y un hombre, uno más femenino. Creo que es importante entender que el estilo de liderazgo masculino es el que está orientado a los objetivos y el femenino, a las personas. El primero consigue resultados, el segundo hace fuertes las estructuras. Si una empresa fuera un puente, el estilo masculino se focalizaría en que pasaran muchos coches por encima, cuántos más, mejor. El femenino, en cambio, se encargaría de que las piedras del puente estuvieran todas bien encajadas para hacerlo lo más fuerte y estable posible. Obviamente, ambos estilos son imprescindibles y complementarios, ya que no tendría sentido tener una super estructura si no pasara ningún coche, y sería tremendamente peligroso que pasaran miles de coches por un puente débil y poco estable.
Mi estilo de liderazgo es más femenino que masculino, por ello el rigor científico en la metodología, la obsesión por el servicio y el estar orientada a las personas, sean equipo o clientes. Por supuesto, también tengo una parte orientada a los resultados porque si no, no pagaríamos las nóminas al final de mes, pero confieso que siempre me he sentido más cómoda contratando estilos femeninos. Los últimos años estamos reequilibrando la situación, para que por nuestro puente pasen más coches, lo que nos ha llevado a contratar otros perfiles que nos complementan y nos empujan, y estoy muy contenta de haberme dado cuenta.
A lo largo de tu trayectoria has liderado la creación del Método La Granja ¿En qué consiste?
Es un Método que creamos a través del ensayo, prueba, acierto y error durante 10 años (2004-2014), y con más de 20.000 personas cada año. El Método la Granja consigue cambios significativos en las competencias emocionales (consciencia y regulación emocional, autonomía emocional y competencias sociales). Técnicamente somos una aceleradora de competencias emocionales pues lo logramos en pocas horas, de ahí la notoriedad de la marca en el sector y el ser considerados disruptivos, ya que es lo que buscan las empresas, conseguir cambios rápidos. En resumen, lo que hacemos es aprender haciendo y divirtiéndose a partir de una dinámica o juego, que, junto con nuestra metodología, hace consciente lo inconsciente, lo que impulsa la palanca de cambio, es decir, el darte cuenta de algo que no sabías de ti, lo que produce un aprendizaje significativo que vives y sientes, y además te lo pasas bien porque estás jugando.
Como experta en educación emocional, ¿cuáles son los problemas más comunes en las empresas y cómo se deben atajar?
El reto más importante y del que casi nadie habla es el de la gestión del miedo, hay mucho miedo en la sociedad y en las organizaciones. En mi último libro “Líbrate del miedo” (Grijalbo) explico lo que provoca; es invasivo, contagioso, te hace hacer la peor interpretación posible, te paraliza y te hace desconfiar. Ya sabemos que la base del trabajo en equipo es la confianza, así pues, si hay miedo no hay confianza, y, por tanto, no habrá trabajo en equipo, solo gente trabajando junta.
Lo que las empresas más demandan de nuestros Programas de transformación emocional es la gestión de la ansiedad y el estrés (su origen es el miedo), la resolución de conflictos (que provoca temor), las habilidades para el liderazgo consciente (para conseguir la confianza) o el trabajo en equipo para aumentar la cohesión y el compromiso (la base vuelve a ser la confianza). Es decir, la raíz está en comprender esta emoción.
Creo que es vital que quien lidera humanos sepa, como mínimo, que es un humano, y que las emociones son preconscientes y el origen de los comportamientos y las actitudes, esas con las que debemos lidiar cada día (en nosotros y en nuestros equipos).
La publicidad se ayuda del mundo de las emociones para conquistar la atención de los consumidores, ¿qué aspectos hay que tener en cuenta para lograr el éxito?
Si, es cierto, se han dado cuenta del poder de las emociones, que son las que te incitan a comprar y también a recordar. Como Activista del Bienestar Emocional y en mi lucha para que todos podamos convertir las emociones en nuestras aliadas para ir por la vida (algo que considero un derecho), pienso que la publicidad es una poderosa herramienta de cambio. Creo que las agencias y las empresas anunciantes podrían ser mucho más ambiciosas, y ayudar a mejorar el mundo. Me explico.
Si queremos tocar la fibra, que nos recuerden, debemos sorprender, eso lo sabemos todos. El cómo conseguirlo es la cuestión, y miles de profesionales se rompen la cabeza cada día inventando e imaginando hasta la extenuación. Yo propongo sorprender haciendo, explicando o narrando la verdad, la realidad, desde la honestidad y el querer ayudar, especialmente ahora que somos el país del mundo con mayor consumo de ansiolíticos y antidepresivos. La publicidad puede ayudar a que un montón de niños/as, jóvenes y adultos entiendan la esperanza y la resiliencia, por ejemplo. He visto, con mis propios ojos, como un anuncio ha salvado más de una vida. ¿Y sabéis? eso da sentido al duro trabajo de los publicistas. Podemos explicar la historia de Nil, de 12 años cuando dijo “hoy me he dado cuenta de que le importo a alguien”, o el descubrimiento de Ana, de 11años “la autoestima es como una botella que debemos mantener llena para estar bien con nosotros mismos” o el mensaje de Siena, de 10 años, que explicó convencida “no hace falta ser de las guais para ser guai”. Ser y hacer verdad es una cuestión de voluntad y atrevimiento, y sorprender con frases reales de niños, por ejemplo, original y profundo a la vez.
Pienso que perseguir la utopía de un mundo mejor en el ámbito publicitario es posible y más fácil de lo que parece.
¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo? ¿Y qué es lo que te lleva de cabeza?
Lo que me apasiona es estar con los niños/as porque me contagian su alegría, su forma de mirar el mundo, sus sonrisas francas y sus miradas llenas de luz. Los adultos me encantan, pero reconozco que son los peques quienes me cargan la batería hasta arriba.
Lo que me más me duele e indigna es cuando nadie intenta solucionar un problema en una persona o en un grupo de personas, cuando tiran la toalla y te dicen “es que no se puede hacer nada”. ¡cómo que nada!, pienso, y entonces me meto.
Y lo que me trae de cabeza es el aumento de las carencias emocionales que observo en adultos y niños/as (aumento de la agresividad, los miedos y la tristeza, menos autoestima y empatía etc). Ante cada carencia, investigamos para crear nuevas dinámicas que puedan brindar herramientas fáciles y útiles para todos. Y eso da mucho trabajo; pensar, crear, probar, medir, y volver a probar hasta que acertamos.
¿Qué consejos les darías a las y los jóvenes que se adentran en el mundo profesional?
Primero me disculparía con ellos y ellas, les pediría perdón por el mundo que les hemos dejado. Y les diría que sean valientes para cambiarlo, que ellos pueden hacer lo que nosotros no logramos porque son más brillantes y mucho más honestos. Y también les diría que hagan lo que hagan, lo hagan con el corazón, porque eso siempre les va a funcionar.
¿Cómo debemos afrontar el constante cambio de todos los órdenes en el que estamos inmersos?
Gestionándote tú por dentro, dejemos de luchar contra lo inevitable, y surfeemos las olas. Al final, todo empieza por ti, y si estás bien tratarás bien, y si estás mal tratarás mal. Ante los retos y desórdenes, recordemos que nuestra naturaleza es adaptativa, así que seamos inteligentes y aprovechémoslo. O nos conocemos a nosotros mismos, o nunca seremos los dueños de nuestro destino.
¿Sabéis? Hay mucho talento enterrado en los cementerios por miedo, porque nunca se atrevieron a mostrarlo al mundo. No seamos uno de ellos.
Defiendes que las marcas, a través de sus anuncios, pueden contribuir a que tengamos un mundo mejor ¿cómo conseguirlo?
Primero, creérselo, creer en su influencia y en el poder que tienen sus anuncios porque lo ven millones de personas.
Segundo, cambiar el propósito, por ejemplo, de hacer publicidad a cambiar el mundo a través de su publicidad; ante cada propuesta, que se pregunten ¿este anuncio aporta además, algo para hacer el mundo mejor?, si la respuesta es no, ¿para qué hacerlo? porque si es solo para vender, es muy poco ambicioso, ¿no?
Tercero, que las agencias inspiren a sus clientes a ir más allá, que busquen una causa que les mueva y conmueva, y hagan un dos en uno. Si son una marca de cosmética para la mujer puede escoger la autoestima, si es una de juguetes, la empatía, y si es una de tecnología, el egoísmo, por ejemplo. Si hacen cosas distintas no solo sorprenderán a sus clientes, sino que además ayudarán a miles de personas a descubrir que la empatía se encarga de despertar la voluntad de ayuda, lo que nos hace a todos más humanos, o que para poder quererte a ti mismo/a, primero has de saber quién eres porque no podemos amar a quién no conocemos.