¡Cuidado, que viene la Rottenmeyer!
¿Quién no ha tenido un profesor o profesora que era más conocido en todo el colegio, instituto o universidad por su mote que por su nombre real? El que suscribe al menos, así: el Cartón, la Carapapa, el Bombillo, la Susiniestra... Pido perdón de antemano a todos ellos (ejemplos reales de motes de profesor@s que adoctrinaron a un servidor a lo largo de mi carrera educacional), pero es que la nueva campaña de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) ha utilizado eso, los motes de los profesores, como un particular recurso creativo en la campaña que promociona el día de Homenaje al Maestr@ 2010.
Y es que un año más (ya van siete) la FAD, desde el convencimiento de la decisiva importancia de la labor que nuestros docentes desarrollan, y de la necesidad de que ésta sea reconocida, valorada y apoyada por el conjunto de la sociedad, promueve el Homenaje al Maestr@ cuyo día conmemorativo se celebra el 30 de septiembre. Entre las acciones proyectadas con motivo de la celebración se ha puesto en marcha una campaña de sensibilización social orientada a apoyar la labor de los docentes. La idea creativa está basada en la utilización gráfica de diferentes “motes” que los alumnos y alumnas asignan a los docentes. Después podemos leer el eslogan: “Y a los demás profesores y profesoras que me enseñaron algo en la vida… Perdón y Gracias” para agradecer a todos los maestros y maestras la labor realizada.
La campaña, diseñada por la agencia madrileña de DDB Spain, consta de gráficas para prensa y marquesina para publicidad exterior y será insertada de forma gratuita por medios de ámbito nacional, regional y local en fechas próximas al 30 de septiembre de 2010.
Además de la campaña de sensibilización social, el Homenaje al Maestr@ engloba una serie de acciones destinadas a concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia del papel del Maestro como educador como es la entrega del Premio a la Acción Magistral 2010, galardones que serán otorgados por la reina de España. El Premio, convocado por la FAD, la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO y BBVA, tiene como objetivo primordial premiar y dar a conocer proyectos educativos que faciliten la transmisión de valores como la tolerancia, la solidaridad, el respeto, la justicia o la igualdad o prevengan comportamientos de riesgo social (problemas de consumo de drogas, violencia en sus diferentes ámbitos, racismo y xenofobia, etc.).
Los maestros y los padres
Según se desprende de la investigación “Docentes o maestros. Percepciones de la educación desde dentro” (FAD, 2008) el discurso predominante en los docentes es claramente crítico y pesimista, alimentado de quejas y reclamaciones. Los profesores son conscientes del deterioro de su imagen y de que la figura del “maestro” (con implicaciones más afectivas, un carácter global y connotaciones de prestigio) ha sido sustituida por la del “docente” (identificado como un funcionario más de la administración, sin ningún tipo de connotación afectiva y desvalorizado en su apreciación colectiva).
Los docentes reclaman apoyo social y señalan de forma recurrente una sensación de actuar desautorizados, como si su labor fuera a contracorriente de las principales dinámicas sociales. Se sienten cuestionados por los padres, por el sistema educativo y por la sociedad en general.
Por otra parte, la investigación “La brecha generacional en la educación de los hijos” (FAD, 2005) constata que padres y profesores se responsabilizan mutuamente de las dificultades para educar a los niños, aunque coinciden en la necesidad de trabajar conjuntamente.
Los padres entienden que, si ellos hacen todo lo que pueden y las cosas no funcionan adecuadamente, debe ser porque los maestros no lo hacen bien y las quejas con relación a los docentes se sitúan en el centro de debate. Prácticamente el 60% de los padres considera que lo que más les ayudaría en la educación de sus hijos sería “que los profesores educaran mejor”. De forma complementaria, desde la visión de esos docentes, el problema está en que los padres y madres no se ocupan de la educación, dejándoles en soledad ante esa responsabilidad.
Pero ambos colectivos coinciden en la necesidad de que familia y escuela trabajen juntas, así como en la conveniencia de dotar mejor las escuelas y de apoyar a las familias.