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La navegación anónima, un obstáculo menor en el floreciente mercado de la publicidad online

Dominique Loumaye, director general de wunderloop

Navegar sin dejar rastro. Éste es el principal objetivo de la nueva prestación que Microsoft ha incorporado en su navegador Internet Explorer 8, actualmente en fase Beta 2. Bajo la denominación de InPrivate, el gigante del software informático pretende que el usuario navegue de forma anónima por la Red, al permitirle no sólo borrar sino también suspender automáticamente su historial de navegación, las cookies o datos de identificación. Una funcionalidad que impediría a los portales recopilar información sobre las preferencias de navegación del usuario, lo que ya ha abierto un debate entre los actores del mercado de  la publicidad online que se preguntan si se trata de una nueva función que puede hacer peligrar su negocio o si se trata de una opción destinada al fracaso por las pocas ventajas que aporta tanto para los gigantes de Internet como para los propios usuarios.
El mercado de la publicidad online experimentará, a tenor de las cifras aportadas por IDC, un crecimiento espectacular en los próximos 5 años. Según la consultora, sólo en EE.UU. los ingresos de publicidad en Internet pasarán de los 25.500 millones de dólares en 2007 a los 51.100 millones en 2012. Un atractivo negocio en el que Microsoft es el primer interesado y en el que se afana por mejorar su posicionamiento respecto a Google. Lo intentó a través de la adquisición de aQuantive pero sus pretensiones eran más ambiciosas, por lo que dirigió su mirada a Yahoo, quien no sólo rechazó en varias ocasiones sus proposiciones, sino que ‘reforzó’ el poder de su principal competidor con una alianza entre ambas empresas.
Consideraciones aparte, lo cierto es que la compra de Microsoft de una compañía (aQuantive) que basa su modelo de negocio precisamente en las cookies, confirma que aquellos que vaticinan que la función InPrivate de IE8 acabará con la publicidad online se equivocan, porque precisamente ése es el modelo de negocio de los gigantes de Internet. A pesar de que Microsoft se ha esforzado y se esfuerza en presentar InPrivate como una prestación novedosa de su navegador, lo cierto es que nada nuevo hay bajo el sol, ya que otros navegadores también permiten la configuración de navegación sin cookies, pero apenas unos poco usuarios utilizan esta opción por la falta de practicidad de la misma.
De esta manera, encontramos funcionalidades similares en Apple Safari, que permite navegar teniendo desactivado el historial de navegación y las cookies; y si hacemos memoria, recodaremos que Mozilla ya había considerado esta posibilidad en el desarrollo de la versión 3.0 de su navegador Firefox, idea que abandonó por razones técnicas. Los problemas derivados de una navegación sin cookies hicieron que Mozilla desestimara una opción que, en la mayoría de los casos, no se presenta como una configuración estándar sino que es una configuración que tiene que realizarse directamente por el usuario. La creencia extendida y generalizada, aunque no excesivamente argumentada, sobre los riesgos para la seguridad e intimidad del usuario que supone el uso de las cookies, no han podido contrarrestar los enormes beneficios que presentan desde el punto de vista de la experiencia del usuario.
Gracias a las cookies, la navegación del usuario es mucho más personal y agradable ya que, cuando nos volvemos a conectar con el website que nos dejó la cookie, lo primero que hace el servidor es buscar en el directorio del navegador una cookie ya registrada de esa página web. Una vez que la encuentra, la recupera, con el objetivo de mostrarnos la información que ha sido filtrada según el registro de la visita anterior. De esta forma, el usuario evita, por ejemplo, tener que introducir su nombre de usuario, contraseña y otros datos personales cada vez que quiere acceder a la zona privada (login) de un site; la impersonalización de los sitios web –como recordar los artículos de su carrito de la compra virtual-; o la rotación de banners, que puede dar como resultado que un usuario vea la misma publicidad online un número ilimitado de veces. Este último puede ser el mayor inconveniente para que el propio usuario active las cookies, ya que, además de recibir mayor número de impactos publicitarios, éstos pueden no tener el menor interés para él.
Además, cabe destacar que varios usuarios que han probado IE8 criticaban que esta nueva versión puede crear problemas para ver el contenido de las páginas compuestas por contenido propio y externo. Por ejemplo, una página de noticias económicas quizá contenga cotizaciones de bolsa de una empresa e información meteorológica de otra. Si el usuario activa el InPrivate Blocking, el usuario solamente verá el contenido principal de la página sin que se muestren los otros elementos.
En definitiva, se podría decir que las cookies son la tarjeta de fidelización de las empresas online que, gracias al conocimiento que les aporta sobre sus visitantes, pueden ofrecerles aquello que realmente les interesa. Las cookies han demostrado ser, a lo largo de estos años, una de las mejores herramientas que hay en Internet para conocer más sobre lo que le interesa a los usuarios, lo que permite ofrecer no sólo publicidad adaptada a sus gustos, sino también contenidos que pueden ser más interesantes para ellos, al mismo tiempo que les ofrece una navegación más cómoda. Una premisa de partida que beneficia a usuarios y empresas, entre ellas a las propia Microsoft, por lo que, ¿a quién interesa  volver a la impersonalización que propone InPrivate?